Habían pasado cuatro días desde la muerte de Bake, desde entonces no había ocurrido gran cosa. Se iba a cumplir la semana de Los Juegos, y todavía quedábamos trece tributos. Ya estaba harta de seguir luchando, de seguir aquí. Iba a hacerme con un hacha, e iba a matar a todos. Sin importarme nadie.Recorrí La Arena esperando encontrarme a alguien. Pero no, no encontré a nadie.
Era extraño, porque, a pesar de que la arena fuese una cordillera nevada, no hacía tanto frío; quiero decir, en comparación con otros años. Las muertes de este año no han incluido hipotermias; y, no ha granizado demasiado, lo justo, para mantener el paisaje de manera "natural".
-Eh, siete.— oh, vaya, ¿De verdad me lo iban a poner tan fácil? Era el del dos, con un hacha. En la prueba individual sacó un diez, y en los entrenamientos se limitó a quejarse de las armas. Iba a ser pan comido. Preparé mis cuchillos y dejé que se acercase a mí. Vino solo, sin aliados (qué valiente).
Lancé una de mis armas arrojazidas, y se abalanzó sobre mí. Era más alto que yo, pero no tenía mucha fuerza, yo con cuchillo en mano, empecé a hacerle pequeñas rajitas en el cuello. Nos revolcamos varias veces, de forma silenciosa, quejándonos, pero sin hablarnos. Clavó su rodilla en mi tripa y no pude evitar soltar un gemido, y, sin quererlo, le vomité. Fue un punto a favor en el combate, ya que le desorientó por un rato; que aproveche para clavarle los cuchillos en zonas casi letales.
Volvimos a revolcarnos, solo que esta vez era yo la que estaba abajo, y soportar el peso, era más difícil.
-Ey, ¿Qué pasó con Jake?— dijo él, haciendo que no sabía nada sobre lo que había pasado.
-Se llama Bake
-Corrigo, se llamaba— en ese momento me acordé de él, de nuestros pocos momentos vividos en la arena, como aliados, me acordé de la sangre caliente que le salió a su asesina al clavarle mi cuchillo en su ojo izquierdo. Y me acordé, que juré vengarme.
Como un chute de adrenalina, conseguí volver a estar encima de él, y clavarle mi arma; por fin, le maté. Sonó el cañonazo, y no pude evitar pensar en lo mal que olía mi vómito. Decidí coger algo del agua de una de mis cantimploras y echármela por encima.
Cogí el hacha de mi enemigo, y me marché, sin dejar rastro.
Acampé en una cueva apartada, y decidí dormir algo, si es que las imágenes vividas hoy, me lo permitían.
Me desperté en medio de la noche, sudorosa; demasiado sudorosa, abrí los ojos. Habían transformado la arena, ya no era una cordillera de nieve, habían derretido toda esta, y ahora, estaba formada por miles de litros con algunas montañas que funcionaban como islas.
La arena era una especie de isla, y no sé nadar; al igual que el 90% del resto de los tributos.
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Los Juegos de Johanna Mason
FanfictionLos juegos del Hambre de Johanna Mason. Johanna, representante femenina del distrito siete, luchará a muerte en la arena, y se descubrirá a sí misma. Intento ser lo más fiel a las descripciones de Suzanne Collins a cerca de Johanna Cualquier aporta...