El banquete

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Al despertarme ya había amanecido, así que decidí acercarme un poco, para ver qué tributos estaban ya en la Cornucopia. Ésta, y los alrededores estaban completamente vacíos; por lo que decidí esconderme y no ir a por ningún tributo. Prefería matarlos en la Cornucopia, y así, darle la esperanza de que iban a salir del banquete con vida.

Pasaron las horas y pareció que ya había llegado el momento, ya que se materializaron unas cuantas bolsas, con números en los que ponían el distrito del que pertenecían. Preparé mis cuchillos para lanzarlos desde el árbol en el que estaba.

El último profesional apareció el primero, llevándose la bolsa del uno, y la del siete. Tardé en reaccionar, y darme cuenta de que se había llevado MIS suministros. Bajé del árbol; y le busqué por los alrededores de la Cornucopia.

Desde luego, tenía mucho valor, para llevarse mi bolsa, sabiendo que había matado a tres de sus aliados. Para encontrarle pasé por el lado de varios tributos a los que ignoré, en ese momento era más importante la comida que matar a unos tributos torpes.

Estaba corriendo detrás de él cuando se zambulló al agua; pero no me tiré, temía la aparición de mutos o tornados acuáticos creados por los vigilantes. Esperé un poco, y cuando el del uno estaba a punto de llegar a Tierra, un animal gigante salió del agua, agarrándole los pies, y las tarde, engulléndose el tronco del profesional. Sonó un cañonazo.

Volví corriendo a la Cornucopia, donde varios tributos estaban peleando entre sí, la chica se fue corriendo, mientras otros dos, luchaban entre ellos. Estuve esperando hasta que por fin, uno de ellos murió. Y su cañonazo sonó. El otro, gritó victorioso, hasta que le lancé el hacha, haciendo que su bolsa, y la del tributo al que había matado, cayese en el suelo. Al verme, huyó rápidamente.

Recogí mi hacha, cogí las mochilas, y me quedé allí un rato. Ya quedaba poco tiempo en La Arena, estaba segura de que iba a salir de la jaula de asesinos.

Por la noche, abrí las bolsas. La bolsa del ocho, tenía una gran botella de agua; y una medicina, que, no sabía para que servía. Tampoco importaba, total, ya estaba muerto. La del otro chico, el del cinco (mi próximo objetivo), poseía comida, en abundancia; lo cual, me venía genial.

Solo quedábamos tres tributos; la del cuatro, el del cinco, y yo. La chica del cuatro, Racke, era rubia, de ojos verdes; pero lo que realmente importaba era lo buena que era en la lucha acuática. A pesar de que solo saco un siete en las pruebas individuales, en los entrenamientos, se la veía como una chica fuerte e inteligente. En cuanto al chico del cinco; no recuerdo mucho, sé que era alto y moreno, y que tenía una extraña habilidad con la espada.

Me preocupaba Racked mil veces más. Estábamos en su terreno.

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Hola, otra vez.

La historia va a acabar dentro de poco y quería agradeceros, que la historia, ha llegado a quinientas visitas. Sé que para muchos es poco, pero para mi es un logro.

Gracias, otra vez.

Los Juegos de Johanna MasonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora