Depresión.

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Sarah bajó del tren y respiró el aire puro de la calle. Se había ido de la casa de los Hardy hacía cosa de cinco horas. Le había oído decir su nombre en sus sueños. No dijo Sarah había dicho Melany y eso hizo que la sangre le hirviera y tomará la decisión de irse porque se notaba que él la amaba sino por qué razón habría dicho él su nombre.

Vio a Sean esperándola en la estación y se acercó a él corriendo para abrazarlo fuertemente. Sean la rodeo con sus fuertes brazos y ella apoyó la cabeza en su pecho.

—Soy una estúpida, Sean. —Dijo ella soltando las últimas lágrimas que le quedaban ya que había echado todas en el tren.

—Nadie es estúpido por enamorarse Sarah. Ya estás en casa. Nadie podrá hacerte daño aquí, te lo prometo.

Sarah asintió con la cabeza y se dejó guiar por Sean a la salida.

¿Le habría hecho el amor pensando en la tal Melany? Jamas seria suficiente para Noah, él era demasiado para ella e incluso se atrevía a afirmar que para cualquier chica.

Era un dios y miraba a todos, menos a su familia con superioridad. Se odiaba por haberse dejado llevar por la pasión y haber dejado que Noah le hiciese el amor pero lo hecho, hecho estaba y no lo podía remediar.

Sean la ayudó a subir a su coche y condujo hasta su piso. Bajaron los dos a la misma vez. Entraron al departamento y Sean dejo las maletas de Sarah en el suelo para acompañarla a la habitación que usaba cuando se quedaba en su casa.

—Necesitas descansar, para que el color vuelva a tu cara, en serio estas espantosa. —Sarah esbozó una falsa sonrisa ante el comentario de Sean y caminó a la habitación.

Se tumbó en la cama y se hizo un ovillo. Las lágrimas punzaban sus ojos pero se dijo que no iba a llorar más, porque seguramente Noah no lo estaría haciendo, al contrario seguro que estaría con Oliver o peor aún con Matt burlándose de ella, de que por fin había conseguido enamorarla y llevarla a la cama.

Le odiaba con la misma fuerza con la que le amaba.

Dos meses después.

Tommy entró a su casa nervioso y su mujer le miró preocupada.

—¿Pasa algo Tommy? —Preguntó levantándose del sofá.

—La hija pequeña de Logan está enferma. Me acaba de llamar para contarmelo.

—Pobre Brooke y pobre Lana, debe de estar devastada.

—Y lo esta.

—¿Que tiene la niña? —Preguntó ella ayudándole a quitarse la chaqueta.

—Meningitis. Los médicos aseguran que, como es tan pequeña no sobrevivirá.

—Tenemos que ir a verlos, avisare a Sarah para que haga sus maletas. —Tommy asintió con la cabeza y su mujer se dio la vuelta para ir al cuarto de Sarah.

Noah apoyó sus manos en la cuna de hospital de Brooke y miró a la pequeña domir.

Le quemaba el alma verla asi, saber que en cualquier momento podría perderla y no volver a verla nunca más.

Desde que le diagnosticaron la enfermedad no se había separado de su cuna ni había salido del hospital.

—Prometiste no dejarme pequeña, por favor no lo hagas. —Tocó su cabeza con su mano y cerró los ojos un momento.

A su mente acudió de nuevo el día que Sarah se fue, abandonándolo.

Su vida no había vuelto a ser la misma.

Las cosas cambian. (MCLVB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora