Por quién sufrir

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Un coche salió de la nada y chocó con la moto de Noah. Gracias a dios no le había pasado nada pero la rabia que sentía por todo salió a flote.

La chica que conducía el coche salió asustada y se acercó a él para ayudarle a levantarse.

—Dios mío, ¿estás bien? —Preguntó.

—Eres estúpida. ¿Quién coño te dio el carnet? —Se levantó del suelo empujándola haciendo que ella también casi se fuese contra el suelo.

—Tu eres un imbécil. Te me pones enfrente, vas a una velocidad que no está permitida, intento ayudarte y encima te pones gallito. —Se dio la vuelta y caminó hasta su coche. —Contenta debes de tener a tu madre.

Noah se acercó a ella peligrosamente y la acorralo contra su coche. Ella pegó un grito por el susto e intentó darse la vuelta para mirarle pero los músculos de Noah no se lo permitieron.

—No vuelvas a hablar de mi madre o te juro que será la última cosa que harás en tu vida. —Se alejó de ella e intentó moverse pero las rodillas le fallaron y se cayó al suelo.

La chica fue a socorrerlo rápidamente y le ayudó a montarse en el asiento del copiloto de su coche.

—Te voy a llevar al hospital, no puedes volver a subirte a esa moto. Has recibido un golpe en la cabeza. Puedes tener cualquier cosa. —Le puso el cinturón sin darse cuenta que su pecho había rozado sin querer su cara.

Cuando levanto la mirada vio que los ojos del chico estaban a punto de salirse de su cara. Su rostro se puso rojo y tosió para aliviar el momento incómodo.

—Llamaré a mi seguro para que vengan a por tu moto. —Dijo ella cuando ya estaba en el asiento poniendo el coche en marcha.

Noah apoyó la cabeza en la ventana y se quedó mirando por la ventana en silencio.

—Me llamo Andrea. —El chico giró su cabeza y la miro a los ojos.

—Noah. Hamilton. —Concretó al final. El coche giró a la izquierda y fue todo recto. —¿Qué haces tan tarde en la calle? —Preguntó Noah curioso. —Es muy peligroso.

—Peligroso es lo que estabas haciendo tú. ¿Qué acaso no respetas nada tu vida? —Le miró un momento y luego centró su mirada en la carretera.

—Mi vida no tiene sentido. Todo lo que quiero se va.

—Las cosas pasan por algo. Si lo que querías era suicidarte déjame decirte que el suicidio es para cobardes.

—No es para cobardes si es la única opción que te queda.

—Si hay otra opción. Ya hemos llegado. —Se bajó del coche y dio la vuelta al coche para ayudarle a bajar a él.

Juntos entraron al hospital y mientras a él le llevaban a una habitación ella se quedó en la sala de espera.

—Bueno Noah, me vas a decir lo que pasó. —Preguntó el doctor Matthews, el médico de Noah desde que era un niño.

—Una chica me atropelló sin querer. —Dijo él a regañadientes sabiendo que en cuanto tuviese tiempo Matthews saldría corriendo a contarle a su hermana lo que había sucedido.

—Supongo porque ibas a mucha velocidad.

—Tienes buenas suposiciones. —Dijo Noah levantado la cabeza y regalándole al médico una sonrisa irónica. —Estoy bien. Puedes ir a contarle a Lana que he tenido un accidente por ir demasiado deprisa.

—Noah. Escúchame muchacho. Te conozco desde que eras un niño, no quiero que termines mal. Mira John...

—Yo no soy John. —Le interrumpió él.

Las cosas cambian. (MCLVB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora