Capítulo 1

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Mi primer día estaba cerca. Iba a ser en una semana, mi primer día en la Universidad de bellas artes de Seattle.

Era el cambio radical que necesitaba.

Llevo toda mi vida viviendo en Nueva Jersey. Mis padres y mis hermanos no quieren que me marche, pero tengo que hacerlo para lograrlo.

-¿Vendrás a vernos cada fin de semana Jacquelin?

-Ethan, sabes que no puedo. Seattle está a 41 horas de aquí. Pero vendré siempre que pueda a veros.

-Bueno... está bien, no te olvides de mí Jackie.

Dejé de colocar lo que me faltaba, me giré hacia él y lo abracé con todas mis fuerzas.

-Nunca me olvidaría de ti Ethan. Te quiero muchísimo, ¿me has oído?

-Yo también te quiero Jackie.

En ese instante entró en la habitación Maverick.

-¡Yo también quiero!

Y se tiró encima nuestra como de costumbre.

Iba a echar mucho de menos a mis hermanos. Me encanta estar con ellos, y ayudarles en sus peleas tontas.

Ambos son gemelos. Tienen diez años menos que yo, es decir, nueve.

Los dos tienen una melena rubia un poco larga, pero sin llegar a los hombros ni mucho menos, y unos grandes ojos azules.

Sí, ellos se habían llevado la parte buena de la familia.

Mi mamá era rubia con ojos claros y mi papá moreno con ojos claros al igual.

Y yo, era la réplica exacta de mi abuela Mara. Pelo largo, liso y de un tono chocolate con mechas más claras que me hice el verano pasado.

Mis ojos eran de un tono caramelo y bastante grandes. No me quejo de nada la verdad, todo lo que he heredado de mi abuela, es una maravilla.

Me dirigí abajo. Mi pare ya había puesto en la entrada de casa todo el equipaje necesario. Las demás cosas necesarias para vivir, ya estaban en mi nuevo cuarto en la residencia de la universidad.

Mis padres me dieron la opción de alquilar a las afueras del campus un pequeño apartamento para mí sola. Pero lo cierto es que no me apetecía mucho.

Tenía esa ilusión de sentirme una universitaria, y tener mi cuarto con alguna compañera extraña como en todas las películas y libros que había visto hasta ahora.

Mi padre estaba sentado en la cocina junto a mi madre mirando fotos.

Cuando me acerqué pude ver que se trataban de mis primeros días en ballet. En la academia de la señorita Hudson.

Mi madre estaba llorando, la abracé por detrás.

-Parece que fue ayer cuando empezaste a bailar Jacquelin.

-Lo sé mamá, a mí también me ocurre.

-Jacquelin, ten mucho cuidado por favor. No hagas cosas de las que te puedas arrepentir, ni hagas tonterías, podrías lesionarte.

-Está bien papá. No os preocupéis por nada.

Me despedí de todos. Nos dimos un gran abrazo y mi padre me llevó hasta la estación de autobuses de Nueva jersey centro.

Cuando me monté en el coche, me dio realmente pena dejar todo esto atrás, todo esto con lo que yo había comenzado, el lugar en el que di los primeros pasos de mi vida y el lugar en el que aprendí a bailar. Ahora yo, Jacquelin Price, iba a ser oficialmente una universitaria. Iba a dejar la pequeña academia de la Señorita Hudson, por la gran Universidad, para conseguir mi sueño. Por mi abuela. En ese momento me acordé.

Soñar en puntas - PUBLICADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora