Mamá, Todos Nos Iremos Al Infierno

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\\___// Parte 3/3 \\___//

Tengo pocos recuerdos de mi madre, yo era sólo un niño cuando ella murió. Pero su recuerdo está plasmado en mi mente. Aquella cálida sonrisa, esa mirada protectora y serena que irriadiaban sus ojos color alba. Cualquiera diría que estoy loco pero, cuando duermo creo sentirla conmigo como cuando era un pequeño, como cuando tenía pesadillas y ella a mi cuarto llegaba a abrazarme y consolarme mientras cantaba esa dulce y hermosa canción de cuna con la cual me arrullaba. Por alguna razón su recuerdo me hace sentir seguro, acogido. Su recuerdo parece decirme que la vida no es tan mala como lo parece, que aún existen personas como ella. Me siento tan calmado y en armonía al recordarla, guardo su foto celosamente; aquella en la cual soy apenas un recién nacido en los brazos de su madre quien sonríe felizmente al ver a su hijo al fin en sus brazos tras aquella espera de tres trimestres. A decir verdad ella mucha falta me ha hecho, aunque no lo demuestre tan concretamente. Siempre a medianoche despierto y saco de en medio de mis cosas su foto. Me inspira melancolía, una tristeza mezclada de felicidad. Me creerán loco pero su recuerdo me hace sentir vivo, su recuerdo parece decirme que a mi lado está abrazándome fuertemente diciéndome que no estoy solo, que ella está conmigo siempre. Lágrimas brotan de mis ojos, no puedo evitarlo. Madre, cuánta falta me has hecho, te amo. Te extraño, no sabes cuánto te he echado de menos. Nos sabes cuánto desearía que a mi lado estuvieses como ayer. Madre, ayúdame, enséñame cómo ser un buen padre para mi hijo o hija, quiero ser tan bueno como tú lo fuíste cuando era un niño. Te necesito, a mi lado te quiero sin soltarte más. Madre, si supieras todos los años que he estado sin tu bella y pacífica presencia, si supieras cuánto tiempo he anhelado un abrazo tuyo, aquella frase tuya que me decía que todo iba a estar bien. Extraño tu voz, todo de tí. Mamá, te amo. Nunca lo olvides... Por favor.

(...)

Madre, aprecio mucho todo lo que has hecho por mí. Aunque no siempre lo diga quiero decirte que te quiero. Gracias, por todo, por estar ahí siempre conmigo para todo, por brindarme tu amor incondicional pese a que sólo rabias te hago pasar. ¿Recuerdas madre aquellos días en los que yo era sólo una niña? Aquellos días pasados en los que ambas juntas estábamos, en los que siempre tú sonreías. Quiero ser como tú; una mujer valiente, aquella que nunca se dejó caer, aquella que nunca se rindió, aquella que adelante salió pese a tantas penurias. Aquella que siempre me cuidó, aquella que siempre me protegió. Eres mi modelo a seguir, para mí eres perfecta por sobre todas las mujeres de éste mundo. Madre, aunque no te lo diga siempre quiero que sepas que te amo y perdón, perdón por todo lo que te he hecho pasar, por todos los malestares y molestias que te he dado a lo largo de mi vida y las que aún te doy. No soy la mejor hija, es más; diría que soy la peor hija del mundo. Amo tu fortaleza, tu tenacidad, tu perseverancia, todo. Y aunque a veces peleemos por estupideces quiero que sepas que te quiero y capaz de daño hacerte no sería nunca. Te prometo ser mejor, cada día mejor, cada día por tí dar lo mejor de mí. Gracias por estar siempre apoyándome, te debo más que la vida, te lo debo todo. Si me diesen a elegir ser como alguien, madre, esa siempre serás tú. Hermosa, perdón por ser débil a veces, perdón por mi terquedad. Te amo, sería capaz de decírtelo hasta la muerte; te amo, por siempre madre. Gracias por ser el hombro en el que puedo llorar, por ser alguien en quien mi confianza a veces puedo depositar, gracias por ser uno de los pilares que en pie me mantienen, uno de los pilares fundamentales. Nunca dejes de brillar, nunca dejes de ser tú. Estás en mí siempre y en tí por la eternidad estoy. Por tí soy capaz de todo enfrenrarlo para verte sonreír.

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Gracias.

Trátame SuavementeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora