#18. Por ahora, creo que me salvé.

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Jake entró al armario semi desnudo y, después de asegurarme de que había entrado al escondite, abrí la puerta.
Bajé las escaleras y fui al encuentro de mis padres, quienes hacían una breve visita cada mes...

- ¡Hija....! eh... - dijo mi padre con los brazos abiertos, tratando de adivinar mi nombre -
- Scarlet, papá - dije tratando de fingir alegría.

Nos abrazamos... bueno, algo así.

- ¿Cómo está la abuela, Scarlet? - dijo mi mamá, tan seria como siempre.
- Bien.
- ¿Qué necesitan ahora?
- Eh... Ah... Por ahora nada - contesté, sin poder ocultar mis nervios.
- Scarlet, no te conozco muy bien, pero...
- No me conoces en lo absoluto, Carol.

Solía llamarla por su nombre. No me gustaba llamarla "madre" o "mamá", nunca lo había sido.

Hubo un silencio incómodo.

Volví la mirada hacia la escalera y lo que vi hizo que mi corazón latiera al 100

Hice señas sutiles para que Jake regresara al escondite, pero él no parecía tener muchas ganas de irse. Sólo me miraba y hacía gestos graciosos.

- ¿Por qué te mueves así, Scarlet?
- ¿Así? - dije tratando de ocultar mis nervios - ¿"así" cómo?
- Como si estuvieras tratando de ocultarnos algo...
- ¿Yo? ¿ocultarles algo a ustedes? ¡Pffff! ¡Qué ocurrente eres, papá!

Acto seguido mi padre asomó la cabeza hacia las escaleras y caminó hacia las mismas.
No supe reaccionar.
Volví a ver y Jake ya no se encontraba fuera (gracias a Dios)

Mi padre, yo y Carol subimos las escaleras en ese orden.
El primero abrió la puerta de mi habitación de golpe.
Miramos todos y ésta estaba vacía.

- ¿Qué pasa, padre? - le pregunté haciéndome la tonta.

Él sólo inspeccionaba el lugar desde la puerta.
Resignado, me dijo:

- Creo que deberías acomodar tu cama, pareciera que un huracán pasó por ahí.

Sólo me reí... en mis pensamientos, claro está.

Ambos salieron y bajaron las escaleras

- Al parecer todo está en orden por aquí...
- Así es.
- Entonces nos retiramos. Cuida a tu abuela, Scarlet. Regresaremos el mes que viene.

Los acompañé a la puerta y se fueron.
Ni un abrazo.
Ni un beso.
Nada.

En seguida subí a mi habitación y entré. Cerré la puerta y Jake salió.

- ¡Te dije que te quedaras acá adentro!
- ¡Lo hice!
- No es cierto. Otro poco y me descubren.
- Y bueno, si lo hubieran hecho, ¿cómo hubiesen reaccionado?
- Yo qué sé, ni siquiera los conozco.
- Pero... ¿no dijiste que ellos son tus...?
- Sí, pero... - suspiré - es una larga historia.

Jake me miró confundido.

- Tengo tiempo... - dijo sentándose en el borde de mi cama mirándome.
- Bueno... Realmente todo empezó supongo que desde que nací. Ellos, como te diste cuenta, nunca están en casa.
Son empresarios exitosos. Es obvio que ni Carol ni James Linton tenían tiempo o al menos ganas de perder su vida siendo padres. Entonces siguieron con su vida después de que nací.
Mi nana se encargó de todo lo que tenía que ver conmigo. Luego ella falleció.
Y entonces mi abuela trató de criarme, pero... Pobre, a penas y puede moverse.

- Bueno... La vida no siempre es justa, ¿sabes?
- Claro que lo sé, pero te juro que yo cambiaría todo el dinero que mis padres me dan por un poquito de cariño.
Jake se levantó de la cama y se posicionó frente a mí.
Yo estaba cabizbaja...
Con su dedo índice levantó mi barbilla haciéndome mirar a sus ojos.
-Scarlet... conmigo nunca más vas a estar sola. ¿Entendido? - dijo con una voz tierna, mientras sonreía.
Le devolví la sonrisa y besó mi frente.

Esa fue la muestra de cariño más linda que nadie jamás había hecho hacia mí.
Lo abracé, y él también lo hizo.

- Muchas gracias, Jake, en serio.
- Hey! No llores... vamos por un helado, yo invito, ¿te parece?
- Primero ponte los pantalones...
- Ah, sí, eso. - dijo Jake con una sonrisa torcida. Se agachó, y con ambas manos tomó sus pantalones y los levantó.

Yo me di la vuelta, y busqué un vestido para ponerme.

Cuando ambos estuvimos vestidos salimos.
Me extendió la mano y la tomé.
Caminamos juntos por la calle, de la mano.

Llegamos a la heladería y cada cual pidió un sabor diferente.
Estuvimos fuera toda la tarde, fuimos al parque, nos divertimos. Me besó, lo besé. Nos tomamos fotos hermosas juntos...

Eso, debo admitir, me hizo sentir extremadamente feliz.

Aunque esa felicidad no iba a durar mucho.

Mi profesor de Música (Jake Miller)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora