#19: Que empiece el juego

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Dicho y hecho, esa felicidad me duró apenas un día...

Al día siguiente (sábado, gracias a Dios) quise llamar a Chris por teléfono. Aunque estaba que no cabía en mí de la felicidad no podía dejar de lado lo que verdaderamente me importaba: mis amigos y Harry.

*Llamada telefónica*

C: ¿Aló?
S: Chris, hola. Soy yo, Scarlet.
C: ¿Qué quieres?
S: Quiero saber qué es lo que está pasando, Christofer Styles. Se supone que somos amigos, que Kim es mi amiga, que Harry es mi novio, dime qué es lo que tienen contra mí.
C: Nada. Nada, Scarlet, ¿realmente te crees tan importante como para pensar que tenemos algo contra ti? Por favor, hasta tú sabes que eres insignificante para el resto. Yo ya no quiero verte, ni que vuelvas a llamar. Harry es el que menos quiere saber de ti. Ya no nos interesas, Scarlet... en realidad nunca lo has hecho, ¿en serio creíste que yo podría ser amigo tuyo, o que Harry de verdad quiere estar contigo? Son tonterías.
S: Christofer... ¿en serio piensas eso?
C: ¿Eres tonta? No tengo otra razón para decirlo. Y te advierto, no vuelvas a llamarme, ni a buscarme. Me tienes harto.

Pata este punto de la conversación yo ya estaba en un mar de lágrimas.

S: Está bien, ya no volveré a llamar.

*Fin de la llamada*

¿Qué les había hecho yo que mereciera tanta crueldad como la que Chris había utilizado para lastimarme?

En ese momento, mientras dentro de mí se rompía algo, entendí dos cosas: toda mi vida he estado sola, y aunque por un tiempo pensé que al fin había encontrado mi lugar, en realidad eso no cambiaría absolutamente nada; yo era una solitaria, y así iba a morir, a pasar el resto de mis días... sola, y que si ellos así lo querían, así sería. Yo ya no iba a dejar que nadie pasara por encima mío. Me iba a convertir en una perra, en la peor de sus pesadillas... iba a ser todo lo que ellos creen que son.
Se iban a arrepentir de haberse metido conmigo, de haberse burlado, de haberme ignorado...

Sequé mis lágrimas, me lavé la cara, me maquillé y tomé mis cosas antes de salir.
Pensé que el mejor inicio es sin duda un cambio de imagen; esa dulce niña que nadie conocía iba a dar un giro de 180º grados en cuanto a su vestimenta, maquillaje, y sobretodo, su actitud.
Emprendí marcha hacia la agencia de autos, y elegí un Mercedes Benz Clase A en color rojo.
Después de eso, seguí directo al cemtro comercial, donde me senté y llamé a aquellas chicas con las que me había cruzado en el baño del colegio un día antes.

Ambas llegaron en menos de lo que dijeron. Las tres teníamos la misma idea.

Fuimos a diversas tiendas de ropa, zapatos... compré cosas que, de no haber sido porque Kate y Charlotte lo sugirieron, jamás hubiese comprado.

- Todo esto va perfecto, Scarlet... pero yo creo que te hace falta algo. - dijo Kate mientras salíamos de una tienda
- Creo que sé a qué te refieres, Kate. - dijo Charlotte.
- Pues, díganme, ¿qué falta? Hemos comprado en cada tienda de este lugar.
- Yo creo que te hace falta un corte de cabello. - sugirió Kate
- Y tal vez un tinte nuevo - añadió Charlotte.
- Pero, mi cabello está bien. - respondí.
- Pero queremos que te veas arrasadora, que destaques. Un peinado tan sencillo como el que tienes no va a ayudarnos mucho. - dijo Charlotte
- Yo no estoy tan de acuerdo. Tal vez un estilo californiano haga que te veas preciosa. - mencionó Kate mientras miraba mi cabello. - En realidad eso siempre me ha llamado la atención.
- ¿Y qué estamos esperando? ¡Vamos al salón de belleza! El chico que atiende es amigo mío. Vas a quedar hermosa.

Caminamos hacia el salón de belleza, y en la entrada un joven muy guapo de unos 25 años salió con los brazos extendidos en busca de Charlotte.

- ¡Preciosa!
- Paul, ¿cómo te va? - saludó Charlotte al muchacho con dos besos: uno en cada mejilla y luego dijo - te traigo a mi amiga, Scarlet. - cuando dijo mi nombre me tomó por los hombros y me puso delante de Paul.
- ¡Scarlet, eh!
- Hola, Paul.
- ¡Pero si estás divina! Ven, quiero que te sientes - dijo mientras me empujaba hacia una silla frente a un espejo - y me digas qué es lo que vas a querer - añadió mientras me ponía una esoecie de capa para empezar a cortar mi cabello.
- En realidad no sé, ¿tú qué recomiendas?

Así, Paul fue dándome consejos de belleza y estilismo mientras cortaba y pintaba mi cabello. Yo veía a Kate y a Charlotte por el espejo mientras ellas alzaban el pulgar en señal de aprobación.
Dos horas después terminamos.

- ¡Listo, muñeca!
Cuando miré mi reflejo en el espejo era realmente otra chica. No era yo en lo absoluto; esa desaliñada Scarlet que usaba leggins y suéteres cinco tallas más grandes, y que apenas se maquillaba había quedado en el pasado. Esta Scarlet era toda una belleza en camino. Kate quedo boquiabierta, y Charlotte me miraba con satisfacción.
Me levanté y abracé a Paul.
- ¡Muchísimas gracias, Paul!
- No me agradezcas, princesa. Es más, sólo porque me agradaste no voy a cobrarte.
- No, yo voy a pagarte, Paul. Acabas de hacer de mi una obra de arte.
- No, mi niña, sólo te corté el pelo. Y si tantas ganas tienes de pagarme, sólo dame lo del material. Por lo demás olvídate. Quiero que siempre que te veas, sonrías, levantes la cabeza y limpies el piso con aquellos que dudaron de ti.
- Eres el mejor sin duda, Paul.
- Ya vete, me harás llorar.

Le di a Paul el dinero completo y nos fuimos.

- Bueno, chicas. Las veo en la escuela el lunes.
- Mañana tenemos que vernos - dijo Kate
- Tu preparación aún no termina; ya tienes el estilo, ahora falta la actitud. Vamos a hacer de ti una perra que todo el mundo envidie. - completó Charlotte.
- Entonces nos vemos mañana. - dije, y regresé a mi casa.

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⏰ Última actualización: Aug 03, 2016 ⏰

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Mi profesor de Música (Jake Miller)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora