Capítulo 5: Amor amor.
Despertar junto a una cabellera rubia no es algo muy común para mi sobre todo si no la recuerdo. Tras hacer mente por unos diez minutos recordé que anoche la traje a dormir para acá, por lo menos sigo viva. Reviso su cara a ver si está respirando al parecer todo está normal con ella, bueno ignorando los golpes por supuesto.
La resaca es el resultado que no me gusta del exceso de bebidas alcohólicas, mi cabeza da vueltas, reviso en las gabetas de la mesa junto a la cama hasta conseguir un analgésico. Me puse tan fea que a las cuatro de la madrugada me levantame solo para ducharme porque no aguantaba el olor de mi cabello. Despierto a la chica porque se me hará tarde para mi cita matutina.
—¿En donde estoy?—Aún está algo dormida.
—En mi departamento—Sigo parada frente a la cama— Buenos días es hora de que te levantes—Le hago saber.
—¿Qué hora es?
—Casi las nueve de la mañana—Si no se apura llegaré tarde.
—Me llamo Britt—Extiende su mano en forma de saludo.
—Mi nombre es Lucía—Una pequeña sonrisa se dibuja en mis labios— Apurate porque llegaré tarde.
—No se en donde estoy—Su cara es de confusión total.
—Iremos a desayunar ya luego te dejo en algún lugar céntrico—Le hago seña para que se mueva al baño.
La pequeña chica no paro de hablar en ningún momento, lo que provocó que mi mente la ignorara por completo, ya tengo suficiente con la resaca como para prestarle atención a ella. El único tema que me parece importante es el de los golpes pero no le hace mención y hacerle la pregunta me parece algo imprudente.
Al entrar en el café Alessandro nos recibe con una sonrisa a medida que invita a Britt a tomar asiento. El último puesto junto a la barra fue ocupado por la rubia, lo que significa que tengo que buscar en otro sitio. Observo a mi alrededor en busca de una mesa desocupada lo malo es que ninguna lo está, solo una tiene un puesto disponible sin embargo esa sería mi última opcion ya que en la otra silla está sentado un hombre leyendo y es aquel castaño al que no me atrevo hablarle.
Al descubrir las intenciones de Alessandro suspiro armandome de valor para comenzar acercarme hasta la mesa, mi hermano sabía que no había otro espacio desocupado. Tal vez me este haciendo un favor o puede que no. Aferró las manos a mi bolso a medida que consigo la valentía para pronunciar aunque sea una palabra.
—Disculpa— Llamo su atención provocando que despegue la mirada del libro— ¿Puedo sentarme?— Nerviosa señalo el asiento desocupado.
—¿No hay otra disponible?— Tardo en responder, es mejor que no lo fuese hecho. Lo único que puede hacer fue voltear para ir hasta otro lugar —¿A donde vas? No he dicho que no.
—Tampoco dijiste que si— Le recuerdo.
—Cierto— Afirma — Si te puedes sentar— Dice señalando la silla frente a él. No pienso sentarme, prácticamente tuve que rogarle.
—Lucía aquí mando Alessandro—Indica la chica trayendo el desayuno. Que desgraciado.
—Por lo visto tendré compañía—Me observa por un instante y luego vuelve a dirigir su atención al libro.
—Gracias— En otra ocasión me fuese marchado, pero en realidad tengo hambre y ganas de sentarme junto a él.
Lo observo ya nunca había tenido la oportunidad de estar tan cerca. El amor no correspondio es algo que puede doler. ¿Cómo hacemos? No elegimos de quien enamorarnos a veces sólo hay que aceptar las cosas como son. Aceptar la realidad. No podemos obligar a un persona a que nos ame, nos estaríamos haciendo daño.
El amor es el sentimiento más extraño y difícil de expresar. Es el sentimiento al cual le tenemos miedo pero al que mismo tiempo deseamos, sin embargo cuando lo tenemos de frente no somos capaces de afrontarlo ¿Quién nos entiende?.
¿Se puede querer a una persona con sólo verla? Esa es la pregunta a la cual durante mucho tiempo he tratado de buscarle una respuesta. Quiero pararme y gritarle que me mire, que vea que estoy frente a él, tal vez lo sabe pero no quiere mirar más allá porque simplemente no me conoce, no sabe quién soy. ¿Estoy mal? ¿Por qué siento algo por alguien que tampoco conozco? Por alguien a quien sólo he visto.
—¿Está todo bien?—La voz del chico sentado frente a mi me saca del trance que tengo.
—Eh si— No se que me paso— ¿Por qué?
—¿Por qué miras extraño?—Su acento es distinto.
—Lo siento no sabía que te veía asi— ¡Oh por Dios! Estoy pasando pena —Gracias ya me voy— Me levanto rápidamente. Quiero salir corriendo de aquí.
—Tu comida está intacta—Señala frunciendo el ceño.
—Lo se— Doy media vuelta y voy, necesito aire libre.
Me río porque realmente no se que sucedió allá adentro, a lo mejor arruine todo sin embargo paso y eso es lo que realmente importa. Esa soy yo una simple mortal cometiendo errores.
—Toma—La voz de Britt me sorprendió—Esta caliente— Agarró el café que extiende.
—¿Alguna vez has pasado pena?— Espero su respuesta mientra bebo del café.
—Si— Juega con un mechón rubio— Muchas veces— Su respuesta me produce risa.
—Yo acabo de pesar pena— Mucha por cierto— Ven —Ladeo ligeramente la cabeza para que me siga.
—¿A dónde vamos?
—¿Ves a ese chico?— Señalo y ella asiente—Toca y canta hermoso. Vayamos a verlo.
—Gracias—Su voz es suave.
—¿Por qué?.
—Por lo de ayer—Abre los brazos para que le de el aire— No cualquiera hace eso— Si la ves fijamente puedes notar la tristeza en sus ojos.
—¿Qué te gusta hacer?— Temprano me lo dijo pero no lo recuerdo.
—Me gusta el canto, por un momento pensé dedicarme a eso—Se detiene a observar al chico tocar— Pero el negocio familiar pudo más.
—Interesante— Al parecer esperaba otra respuesta porque me vio extraño.
—¿A ti que te gusta?.
—Si cantas te lo puedo mostrar—Quiero escuchar si lo hace bien.
—No— Ni pensó mi propuesta.
— Vamos aquí nadie te conoce—Trato de motivarla— Además no estarás sola, yo te acompañare.
—¿Cantas?
Mi respuesta no llegó debido a que fui a pedirle al músico que dejará cantar a la chica para poder escucharla. Fui fácil convencerlo.
Le pedí a Britt que cantará porque tal vez la ayude con eso que la está consumiendo. No hay que ser experto para notar que la chica está mal. Saco del bolso un par de zapatillas, prometí que le haría compañía pero no cantando eso no va conmigo. Le sonrió a medida que me siento para alistarme.
Al escuchar la primera nota pude sentir la nostalgia que dejaba escapar ¿Tanto dolor se puede sentir? ¿Tanto daño la han hecho? En la vida muchas veces el arte que más admiras viene del sufrimiento de una persona. Esa pequeña tiene una voz angelical.
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Cuando Te Diga Adiós
RomanceTodos tenemos secretos, algunos más grandes que otros, pero existen. Los guardamos sin saber a quien contarlos pensando que nos juzgaran...¿Pero y si no?.... Si no te juzga habrás encontrado a la persona que realmente te aprecia sin importar todo lo...