Dia de confesiones con Lucia.

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Capítulo 7:

Día de confesiones con Lucia.


«Hoy en cierto modo amanecí valiente. Pues decidí que te diré algunas de las razones de porque decidí contarte mi historia. Sin embargo no te diré el motivo principal, aún no tengo el suficiente valor como para llegar hasta ese punto.

Te la cuento, porque estoy agotada de pensar sobre tantas cosas y no poderlas decir porque a lo mejor me mandaran a un psicólogo, y la verdad ya no quiero ver a más ningún doctor. A veces tan sólo no las digo porque no me prestan atención.

Lo decidí porque estoy cansada ocultar una verdad por la cual me van a juzgar, una por la cual muchas de mis relaciones fracasan. La razón por la cual deje de intentar buscar al amor.

Te cuento mi historia porque creo que tal vez llegó el momento de darle fin a esa y comenzar una nueva, pero promete que no se la dirás a nadie. Mucho menos a mi hermano.

Prometelo por favor.

Tengo algo que admitir, te acose durante un mes. No pienses que estoy loca, sólo tenía miedo de hablar con alguien y que después se vaya. Bueno aún tengo miedo a decir verdad. Si ayer me senté en tu mesa no fue por iniciativa propia, lo hice porque me obligaron y antes de hacerlo busque miles de opciones.

Cuando vi tu número en esa nota quise girtar y correr de emoción. No lo hice para que no me vieran raro, aunque ahorita me arrepiento de eso.

¿Quiero conocerte? Si. Pero lo voy hacer de una manera distinta.

Sentarme frente a ti me pone nerviosa, además mi mente se bloquea y comienzo a disfrazar la verdad. Si voy a tener aunque sea una cita contigo quiero que la aceptes sabiendo a lo que te enfrentas, porque no quiero que me vuelvan a rechazar.

Tampoco quiero llenarme de esperanzas por algo que no vaya a funcionar.

Okay. Te preguntarás porque decidí hacerlo así. Ahí te va:

Hablarle a la cámara me gusta, además lo hago cuando estoy sola así me siento libre de decir lo que quiera. También escogí este método porque puedo decir cosas que tal vez no te gusten, entonces no quiero estar ahí para ver tu reacción.

Creo que me cansé de intentar encajar en el mundo. Me gusta la imperfección, sin embargo a medida que evolucionamos las personas tratan de alcanzar la perfección. Llegará un momento en donde todos actuarán del mismo modo, entonces ese día el mundo será aburrido.

Acuérdate de mi cuando eso pase. Dirás: ¡Oh eso lo escuche en profesias con Lucía! O declaraciones, tal vez, bueno tu escoge la palabra que más te guste.

Lamento informarte que esto fue todo por hoy. Puedo seguir hablando, sin embargo ya pronto serán las nueve de la mañana y si no salgo ahorita te quedarás sin conocerme.»

Me levanto del taburete y apago la cámara.

Hago una copia en la computadora y guardo el archivo para poder entregarlo.

A paso lento me dirijo hasta el balcón en buscar de aire fresco. Cierro los ojos, extiendo los brazos, respiro profundo y grito. Grito fuerte hasta más no poder.

Al terminar me da un ataque de risas. Si me ven pensarán que estoy bajo los efectos de las drogas. Pero no. Solo estoy feliz.

—Mira maldita loca. ¿Puedo saber que te ocurre?— Federicco está parado en su azotea con los ojos de par en par.

—Hola— Saludo sonriendo.

—¿Tu de verdad te encuentras bien?— Pregunta confundido.

Lo observo. Aún anda en pijama, su cabello claro está despeinado y sus ojos azules todavía tienen legañas. Un completo desastre. Me acerco a él, pongo mis manos en su rostro y le doy un beso en los labios.

Cuando Te Diga AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora