Signorina.

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Capítulo 1: Signorina

Años de evolución y seguimos siendo la única especie que quiere vivir siempre y morir pronto. Cada día veo entrar por esta puerta personas queriendo fingir una sonrisa haciéndoles creer a los demás que todo esta bien, adolescentes drogados solo porque es moda hoy en día sin detenerse a pensar si eso afectara su futuro, parejas teniendo una relación con quien les arruina la vida y rechazando a quien podría salvárselas.

Me gusta pensar que soy un rompecabezas incompleto intentando encajar en un mundo de cabezas que no se quieren romper, perdí muchas piezas en el camino aunque todavía trato de recuperarlas. Otras simplemente no vinieron en la caja pero no significa que algún dia no las voy a obtener. Soy rica en amor o eso me gusta pensar y millonaria en todo lo que me haga sonreír.

Puedo escuchar mi nombre desde el otro lado de la barra, quisiera poder prestarle un poco más de atención, aunque no quiero despegar mi vista de la puerta. Cada vez que suena la campana espero con ansias que sea esa persona que tanto espero la que entre por esa gran puerta de vidrio, ha pasado una semana y no ha venido. Eso es muy raro cada mañana desde hace un mes viene exactamente a las nueve sin falta por un café doble y mucha crema. Muchos pensaran que soy acosadora pero tienen que verlo es simplemente perfecto. No se como se llama, solo le he dado los buenos días mientras tomo mi café sentada. Quisiera ir más allá pero el miedo de que el no sea como yo espero no me deja.

—¡LUCIA!— La fuerte voz de Alessandro hace que gire a mirarlo, y antes de poder contestar el se adelanta — ¿No tienes que dar clases?.

—Me he tomado el día libre— Le informo sin despegar la vista de la puerta principal.

Tres tasas de café y cuatro horas de sueño es lo que tengo en este momento, digamos que últimamente los ensayos han estado un poco más fuerte.

A mis 21 años he intentado muchas cosas, el baile, la guitarra, el piano, las motos, sin embargo después de varios intentos decidí dejar casi todo atrás y simplemente dedicarme tiempo completo al ballet.

El ballet es mi mayor pasión, enseñar a esas pequeñas que aún creen en la inocencia de la vida, aquellas que piensan que todo se puede arreglar con una pequeña sonrisa, esas que te esperan para aprender cada día algo nuevo, pero que al crecer se harán la misma pregunta de todos ¿cuándo mi vida cambio? Ya sea para bien o para mal. Ese es el motivo por el cual soy profesora desde hace un poco mas de dos años.

De Lunes a viernes por la tarde suelo centrarme en las clases y ensaños, aunque sí le preguntas a Alessandro te dirá que eso es falso. Así que todo depende que a quien le hagas la pregunta. Los fines de semana aprovecho para salirme de la rutina, no siempre debemos cumplirla. Llega un momento en donde tu cuerpo pide descanso de ese día a día tan rutinario, dar ese pequeño cambio es bueno, te hace olvidar todo eso que tu mente acumula, a lo que le da vueltas y vueltas sin dejar espacio para más nada, parar por unas horas sólo para disfrutar un poco de la vida suele dar esperanzas de que a pesar de todo lo estás haciendo bien.

Un largo suspiro sale de mi al ver que aún no llega a quien tanto quiero ver. Me coloco los audífonos y al ritmo de One Republic voy revisando los perfiles de chicos que salen en Tinder, no lo puedo negar me encanta esa página de citas, tengo un par de años usandola y no me quejo, algunas de mis relaciones han salido de ahí o la mayoría de ellas. No soy de la que se interesa por la vida de todos y tampoco me gusta que preocupen por la mía, con su información básica me basta, por eso uso la aplicación, ellos saben lo que quieren y yo también. No tengo nada en contra del amor, de hecho es un sentimiento al cual le tengo cierto respeto, aunque hoy en día las parejas tienen un mal concepto de este.

Solemos creer que el amor es complicado, pero los complicados somos nosotros. En la actualidad el amor de una persona a otra se basa en si monta una foto contigo en una red social, o si dice quererte mediante está misma, colocamos tantos límites en una relación que sin darnos cuenta poco a poco la vamos asfixiando hasta llevarla al límite, olvidando por completo que sólo tenemos que disfrutar de ella.

La vibración del teléfono me llevo de vuelta a la realidad.


Alessandro 10:40am
Aún sigues en la espera?

                                              Lucía 10:40am
               Tu no tienes trabajo que hacer??


Alessandro 10:41am
Para eso tengo empleados Lucía, además ya los ayude.

Por cierto no llegará.

                              
                                            Lucía 10:42am.
       Tengo esperanzas de que si, además        porque me escribes si estamos en el mismo café.

Alessandro 10:42am.
Porque estoy detrás de ti y al parecer no me escuchas Lucía.


Alessandro Ricci es la persona que más amo, pues es mi hermano y si algo tiene es que debajo de toda esa apariencia de hombre fuerte es que es muy sentimental. Desde hace tres años tomamos la decisión de dejar España, ¿el por qué? Realmente no lo se, digamos que ambos nos aburrimos de lo mismo además a mi me salió una buena oferta de trabajo aquí en París.

—Aprovechemos el día —Me volteó para ver fijamente al castaño— Invitame a Salir— Digo provocando un risa en él.

— Está bien— Aclara su garganta y continua— ¿Lucía quieres salir conmigo?

— Se que soy tu hermana pero esfuerzate un poquito— Me quejo. Este toma una rosa del arreglo que está en la barra y se acerca a mi.

—Signorina, vuoi uscire con me?— Dice en italiano entregandome la rosa.

—Estamos en Francia Alessandro no en Italia—Me rio porque se que en pocos minutos perderá la paciencia— Pero si aceptaré tu invitación.

—Esperame aquí un momento iré a dejar algunas indicaciones— Asiento para hacerle saber que está bien.

Pasaron al diez minutos hasta que por fin el chico está parado frente a mi entregándome un casco, lo tomo junto con mis pertenencias para seguirlo hasta donde tiene la moto estacionada.


Cuando Te Diga AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora