En las calles de Paris.

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Capítulo 6: Por las calles de París.

El mundo en el que estamos viviendo esta lleno de estereotipos. En medio de la clase una de mis alumnas paro de una manera abrupta dejando correr lágrimas por sus mejillas, intrigada me acerque a ella para saber qué ocurría.

«No puedo, no soy la persona perfecta para el ballet. Véame todas mis costillas se notan, apenas logro llegar al peso indicándo para mi edad. ¿Tengo lo suficiente?. »

Esas fueron las palabras de una pequeña de tan solo once años.

Si la multitud dejara de fijarse solo por un momento en el físico de la niña y realmente le prestara atención a lo que está practicando, fácil se darían cuenta que es una de las mejores de la clase.

«Cree en ti cariño, porque mientras no lo hagas más nadie lo hará y atreve hacer eso que tanto te da miedo, si te equivocas no tiene nada de malo, sólo sigue hasta que triunfes. Luego te darás cuenta de que esa valentía dio frutos».

Le aconseje limpiando su carita alentándola a seguir la práctica.

Lo peor de todo es que nosotros señalamos a los demás, sin tener en cuenta que también somos culpables de que la sociedad este estereotipada. Por un instante deja a un lado esa mujer bella que eres, a ver si tomaran en cuenta tus pensamientos e ideas. La mujer es más que curvas, maquillaje y moda. Ella es excelente en cada cosa que se proponga a realizar, lastima que hoy en día se le da más oportunidad a aquella que pueda vender sus ideas a través del físico.

Una rubia fuera del salón de clases llamo mi atención. Se supone que ella iría a su casa no al estudio de ballet en el que estoy. Esta chica ya me esta asustando. Tomo mis cosas y me acerco hasta donde está parada.

—¿Me estás acosando?— De verdad me asusta.

—¿Eso crees?— Asiento en modo de respuesta— No te quería hacer sentir así. Lo siento— Está apenada.

—¿Cómo llegaste hasta aquí?— No eso no es lo que quiero saber —¿Quién te dio está dirección?— No dejó que se mueva de donde está.

—A las horas volví a la cafetería pensé que estarías ahí. Sólo encontré a tu hermano— Explica nerviosa— Él me dio la dirección— Entre cierro los ojos mientras analizó su respuesta.

—Hagamos que te creo— Comento a medida que empiezo a caminar.

—En realidad no tenía a donde ir- Se sincera —No quiero estar en mi casa.

—Demos un paseo— Sugiero. Ella sólo da un pequeño salto de emoción y me sigue.

—Mis padres creen que estoy dando un Tour por la ciudad.

—Tienes suerte me la conozco muy bien— Volteó a guiñarle un ojo— Hoy seré tu guía.

—Ya conozco la ciudad —Me hace saber.
—Si. La diferencia es que está vez la conoceras conmigo—  Esto será divertido además tampoco tengo nada que hacer— ¿En que andas?.

-En moto.

- Perfecto. Comenzaremos con la Torre Eiffel- le indico y apresuro el paso hasta la salida.

Si me pidieran definirla con una sola palabra sería Inocencia. Sin embargo las apariencias engañan, sólo el tiempo dirá como es ya que por lo visto la tendré cerca más de lo deseado. Decidió conducir ella, no puse pretextos al final la moto es suya y tampoco es que yo quiera manejar.

¿Creen en el destino? Yo tal vez crea en el. Se suponía que hoy no iría a dar clases debido a que tenía una cita médica la cual decidí cancelar sin ningún motivo, Pablo me insultara por no ir. Lo importante es que debido a eso la chica me pudo conseguir, de lo contrario no lo fuese hecho, entonces ¿Fue el destino?.

Cuando Te Diga AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora