5- Por Ti, Por Mi, Por Los Dos

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*Narra Adele*
Llegué a mi casa y me di una ducha. Me puse una blusa negra y unas mallas de cuero ajustadas. Anoche dormí en casa de Laura, tuvimos una de sus locas fiestas de pijamas. En cuanto llegué a la oficina empecé a ordenar carpetas y a realizar informes. Y como de costumbre me llamó Simón. Este hombre me está volviendo loca. Todos los días me caigo en su boca, en su figura, en sus ojos...en él. Pero no tengo ni idea de que es lo que pretende conmigo. Ayer me dijo que me amaba, y yo le dije que también yo lo amaba, pero no estoy muy segura de lo que somos. Recuerdo con detalle, a la perfección, sus besos, sus caricias, mis gemidos, su manos explorandome, me hizo sentir tan bien con sus caricias lentas y su apretón en mi culo de repente. Pero no pasamos de ahí, estábamos en la oficina, así que ni siquiera avanzamos, seguimos con las caricias y besos por un rato y luego me dejó marchar. Al darme cuenta, ya estaba en la puerta de la oficina.
-Hola Simón.
Él estaba solo.
-Hola hermosa.
Se levantó y se acercó a mi. Fui retrocediendo hasta que llegué a su sillón del despacho. Entonces giré, hábil, y lo tiré sobre el asiento. No sirvió de mucho. En un rápido movimiento de manos mis piernas quedaron rodeadas. Simón sonrío y me atrajo hacia él, sentándome en su regazo, con las dos piernas alrededor de su cintura. Su brazo se puso alrededor de mi cintura y comenzó a besarme con deseo.
-Simón...ahhh...
-Adele, antes de que digas nada solo escuchame. Te quiero. Te quiero con locura. Te quiero tanto que no sé explicarlo. Te quiero siempre. Y sobre todo...te quiero desnuda!
Aluciné con la última frase. Y seguía besandome. En esa posición pude notar que estaba muy excitado. Sus besos bajaban por mi cuello.
-Simón...ohhh dios mío! Ahhh...eres tan malditamente sexy...yo también t...ahhhhhhh!
Simón había metido la mano bajo mi camisa y acariciaba mi abdomen con sus manos. Empezó a depositar pequeños besos en mi abdomen mientras yo gemía sin parar. Este hombre es un dios! Al cabo de un rato nos separamos.
-Adele eres lo más hermoso que he visto! Eres fantástica!
-Y tú Simón! De todas formas no juzgemos aún. Todavía no me has probado entera.
Ví como la mandíbula de Simón caía por la mirada provocativa que puse y por la frase que acababa de decir.
-Bueno señor Konecki voy a seguir trabajando.
Dije en un tono sexy y me dirigí a la puerta contoneando las caderas.
-Que tenga un buen día señorita Adkins.
Dijo Simón temblando por mi acción.
-Ahhh y Adkins...
-Si señor?
-Su culo se ve magnífico en esas mallas de cuero apretadas.

ADELE Y SIMÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora