10- Solo Quiero Besar Tus Labios

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*Narra Adele*
Mis labios se impregnaron con los de Simón bajo la luz de aquella hermosa luna. De repente, Simón mordió mi labio inferior y solté un pequeño y suave gemido. Entonces Simón se separó de mí, sonrió y dejó un último beso en mi cuello. Toda mi piel se erizó mientras sentía su boca jugando con mi piel. Ya era tarde, así que decidimos caminar de vuelta a casa. Noté mi cara caliente porque Simón contemplaba mis labios de una manera extraña; como si me los estuviera devorando en su imaginación. Al poco tiempo llegamos a mi casa. Mi madre se había ido a casa de una amiga, y no volvería hasta mañana.
-Simón, mi madre no está en casa, te apetece pasar un rato.
Aunque era muy tarde, no quería tenerlo lejos, sabía que echaría de menos su calor, su mirada penetrante, su voz grave...lo echaría de menos a él.
-Claro.
Simón pasó y cerré la puerta tras de él. Entonces pude sentir desde atrás, unas manos suaves y cálidas bajando con delicadeza por mi cintura. Simón me acercó a él y sus labios y dientes se clavaron con suavidad en mi cuello.
-Simón...
-Adele, soy adicto a ti, a tus carnosos labios y te necesito ahora.
Empecé a temblar copiosamente, y pronto mis labios y mi piel se rindieron al deseo. Creo que ambos somos adictos a los labios del otro.
*Narra Simón*
No sé como explicar la locura que esta mujer despierta en mi. Más allá de su suave piel, sus ojos y su todo. Y esos labios...desearía poder tenerlos siempre conmigo, esa es una de las partes de ella que me hace delirar. Tengo sed de ahogarme en sus labios. Mientras la beso, ella va soltando pequeños gemidos, una dulce y sonora melodía para mis oídos. Noto que está temblando de placer y la sigo besando en la boca y en el cuello hasta que nos separamos.
-Adele, eres magnífica! Eres la única mujer por la que deliro en este mundo. Quiero estar para ti siempre. Contigo hasta la saciedad, y sobre todo quiero morir besando esa boca de sabor a fresa.
-Simón yo igual...haces que me derrita con solo sonreír para mi.
Nos tumbamos en el sofá, ella sobre mi, y lentamente, nuestros corazones latiendo al mismo compás, caímos en un dulce y hermoso sueño.

ADELE Y SIMÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora