Eran vísperas de Noche Buena, Ariadna caminaba por las calles de Londres tratando de pararse en algún semáforo para poder seguir limpiando parabrisas y poder comprar algo para comer.
-Estas fechas son muy buenas, bebito- acarició su barriga que ya era enorme, cada paso que daba era más lento.
Llegó a una parada y cuando el semáforo daba el color rojo ella comenzaba su trabajo, algunas personas siempre se le quedaban mirando pero nunca le brindaban ayuda.
Le daban monedas insignificantes pero para ella significa mucho y se contentaba, ya que iba juntando y aunque se sentía muy triste por dentro siempre de acordaba del bebé en su vientre- ahora su razón de ser- y a cada conductor le daba una cálida sonrisa sincera.
Estaba parada esperando que el semáforo nuevamente cambiase para seguir trabajando, cuando levantó la mirada y se encontró con una bella pareja, la chica estaba embarazada pero su barriga era más pequeña que la de Ariadna, vestía un hermoso vestido rosa que hacía señir su redondo vientre. Ariadna bajó la mirada viéndose a ella misma, su blusa que antes era blanca ahora estaba gris y arañada, sus jeans estaban rotos. Suspiró profundamente rogando a Dios lograr algo para mantener a su bebé.
En otro momento un auto muy lujoso se paró en el semáforo y ella se acercó a limpiar las ventanillas, sintiéndose observada levantó su mirada y se encontró con unos penetrantes ojos verdes esmeralda, él también la miraba detalladamente, atento y curioso a cada movimiento. Tenía el teléfono en la oreja, y ligeramente el ceño fruncido como si estuviera discutiendo con alguien.
-Te llamo luego- habló el chico con ojos verdes, sin apartar la mirada de Ariadna.
Ésta al levantar la mano para recibir el dinero se da cuenta que el chico tiene la mirada en su vientre, baja la ventanilla, y ella en vez de recibir monedas, el chico de los ojos esmeraldas le sonríe ampliamente, ella se da cuenta de sus hermosos ojos y su brillante sonrisa.
Es un encuentro entre sus ojos celestes como el cielo, y los ojos del chico verde esmeralda.
-Hola- habló el chico y ella siente un cosquilleo en el estómago