Narra Harry
Después de un día de mucho trabajo me encuentro con esta chica- muy linda por cierto-, pero más me fije en su mirada, sus hermosos ojos celestes, me daban una serie de pensamientos sobre su vida, ellos tenían un destello, un brillo pero no de felicidad o amor, sino de tristeza, arrepentimiento, miedo, desconfianza y preocupación. Todo ella estaba sufriendo y al observarla con mayor detenimiento me di cuenta que estaba embarazada, su semblante era pura preocupación así que la invité a comer algo, al principio se negó, pero logré convencerla, cuando conducía no sabía de que hablarle, y se formó un ambiente tenso e incómodo. La miraba de reojo y ella observaba sus manos y por momentos veía la ciudad con alegría.
Al llegar al restaurante vi que se sorprendió mucho y se puso tensa.
-Yo no puedo comer aquí, es decir, mírame.
-Lo estoy haciendo.- respondí con mi voz llena de cariño.
Se sorprendió y abrió mucho los ojos al escucharme decir eso- Mira como estoy, este lugar es muy lujoso, te voy a avergonzar. Esto no fue buena idea- acunó su cara entre sus manos. Puse mi mano sobre su hombro.
-Hey, no, no, no. No me vas a avergonzar, yo siempre como aquí y si quieres que no nos vean puedo pedir una reservación en un lugar aparte.- Levantó la mirada y le sonreí.
-No, enserio- negué con la cabeza- Y si mejor tu vas y pides lo que sea y me traes al auto, en verdad no quiero entrar- le dio una mirada al restaurante y nuevamente a mí.
Di un gran suspiro y acepté, pero no iba a dejar que comiera sola, yo la acompañaría.
-Ya vuelvo- avisé.
Entré a mi restaurante favorito y pedí lo mejor de la carta para llevar, que mejor que gastar dinero que te sobra con gente que lo necesita. Después de un rato aparecieron dos chicas con las bandejas de platos, había pedido mucha comida.
-Regresé- avise después de veinte minutos, por ser cliente diario me atendían rápido. Acomodé la comida en el asiento de atrás y luego me volví a mi asiento.
-¡Uau!- Para quien es toda esa comida- habló sorprendida.
-Para ti, para mí, y para tu bebé, por supuesto- respondí
-Gracias, de verdad te lo agradezco de corazón- me dijo con la sonrisa más sincera que alguien me haya regalado antes.
-Lo mereces.
-¿Por qué estas haciendo esto?- su pregunta me tomó por sorpresa.
-¿Te molesta que lo haga?
-No, no, claro que no, es sólo que... Olvídalo.
-Me gusta ayudar a la gente, y más en estas fechas- mi mirada seguía atenta en la carretera, llevaba a una mujer embarazada y no la pondría en peligro yendo a toda velocidad.
-Cuéntame de tu vida- Animé para que me hable de su vida, me pareció importante, al principio se puso tensa y se removió en el asiento incómoda, negó. Pero después de unos minutos aceptó.