Narrador Omnisciente.
Ariadna no tenía una buena relación con su familia, y con su embarazo sorpresa mucho menos, sus padres que eran unos empresarios muy importantes de la ciudad no la apoyaron, pues decían que eso sería una vergüenza que su hija menor estuviera embarazada; Ariadna se quedó sin familia, sin hogar, sin estudios, sin sus comodidades, y sin saber que hacer, ya no sólo era ella, también debía proteger de la pequeña vida que crecía dentro de ella.
Para suerte de ella, tenía dinero recogido con lo que hizo una visita al médico, tenía dos meses de embarazo. Decidió decirle a Zac, pues él era el único hombre con el que había estado. Zac por su parte decidió darle la espalda, dándole un dinero para que abortara, pero Ariadna no lo haría, no sería capaz de votar a un bebé que no tenía la culpa de nada.
Con el dinero recaudado decidió comprar algo de comida, y una habitación por un tiempo, había sacado consigo una ropa cuando salió de su casa, así que por ahora eso no sería un problema.
-Buscaré un trabajo y estaremos bien, te voy a proteger, cariño- susurraba mientras se acariciaba el vientre que aún era plano pero con cierta forma.- Crecerás mucho.
Un pinchazo en el corazón le hizo recordar que estaba sola, pero luego pensó <No estoy sola, te tengo a ti mí bebé>. Las lágrimas empezaron a hacer su camino por sus rosadas mejillas.
