Capítulo 3

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Narrador Omnisciente.

Con el paso del tiempo se hizo más difícil que Ariadna consiguiera trabajo, los dueños de los locales siempre decían que era peligroso que una mujer embarazada trabajara, así que no la aceptaban.  No tuvo más remedio que aceptar cualquier cosa que viniera en el camino, desde lavar las ventanillas de los autos, hasta vender algún producto en la calle, cada día al llegar la noche se rodeaba de lágrimas, le hablaba a su pequeño bebé, que por falta de dinero no sabía el sexo, y toda la información que requería, se sentía asustada.

 Ya estando en sus últimas semanas de embarazo, ella seguía lavando las ventanillas para así ganarse algunas monedas para poder comer y mantenerse con fuerzas para el fruto de su vientre que no tenía la culpa de nada. Ariadna amaba perdidamente a su hijo o hija que pronto nacería, no sabía como cuidarlo pues no tenía los recursos necesarios, ella quería darle lo mejor y el mejor cuidado que una madre podría ofrecer, pero ella no tenía nada.

Había repasado las opciones que tenía pero todas la entristecían, ella quería a su hijo consigo.

Pensó en darlo en adopción. Dejarlo en alguna puerta. En un orfanato.  Pero pensar esas opciones solo lograban sacarla de quicio y hacerla llorar a diario.

Con el dinero que había logrado ahorrar en esos meses pudo comprarle ciertas ropitas y cosas al bebé. 

-Estamos juntos, somos un equipo- acarició su vientre recibiendo una pequeña patadita de su bebé, sonrió con tristeza.



Navidad en ¿Familia?Where stories live. Discover now