Nunca digas de esta agua no beberé. (Actualización lenta)

Gravity Falls

-¡EL MALDITO DESAYUNO EL CUÁL ME DEMORÉ MUCHO EN HACER, ESTÁ SERVIDO!-Grité lo más alto que pude para que los idiotas de arriba me escucharan.
-Pero, estos son cereales y leche.-dijo Chuck.
Ah, no. ¿Y a éste que mierda le pasa?
-¡¿TE PARECE POCO, MALAGRADECIDO?!-Le grité de nuevo.
-N-no hermanita, es el mejor desayuno que he tomado.
-¿Cereales? ¡Yo quería...-empezó Rest pero le lancé una mirada devoradora-¡Yay! ¡Son cereales! Justo lo que quería comer desde hace mucho tiempo.-
Me senté a comer y empezaron a entrar todos pero, del único que volteé a ver fue a Santiago. No llevaba camiseta y sus malditos músculos se notaban.

Era tan guapo...

¡Hormonas, contrólense!

-¿Ves algo que te guste?-dijo Santiago al darse cuenta que lo estaba mirando como una retrasada.

-¿En ti? Si, claro. Tienes un mosquito en la cabeza que me enamora-engañé.

-¡Quítalo! ¡Mierda, quitámelo!-empezó a gritar y en eso, llegó Ted.

-¡¿Qué pasa?! ¡Uno no puede preparar su venganza tranquilo!

-¡Un mosquito en mi cabeza!-gritó Santiago y los demás ya estaban riéndose.

-¡¿Y qué?! ¡¿Quieres dejarlo sordo?!-Lo golpeó en la cabeza y Santiago cayó al suelo borrándome el estúpido pensamiento de verlo guapo. Terminé mi desayuno y le pedí a Trevor que me recoja.
-¡Amigos, primos, hermanos!-empecé-Y Santiago. ¡Me voy! Chuck y Melanie ¿Los vamos dejando o se van con la mamá de Ryan?
-¡Vamos!-dijeron al unísono.
-¡Yo también voy!-dijo Ryan alegre.
-No, tu no.-respondí y nos fuimos dejando a un Ryan desolado y triste.
-Hola, amor-dije y le di un beso a Trevor.
-¡Iugh! Menos exhibición por favor-dijo Melanie.
Nos reímos y entramos al carro.
-Ya estas empezando a estudiar ¿no?-preguntó Trevor.
-¿Qué? ¡Ah! Aún no le pregunto a mi madre.
-¿Qué esperas?
-No lo sé, es que me he olvidado pero llegando del colegio la llamo sin falta.
-Hoy es jueves y nos quedan 14 días.
-¿Los cuentas? Debes estar desesperado, amigo-dijo Chuck.
-Si yo tuviera enamorada la dejaría que ella pague todo. Será un honor poder estar con alguien tan perfecto como yo.-dijo Chad.
¡¿Chad!?
-¡¿QUÉ HACES AQUÍ?!-grité sorprendida.
-Ah, ¿Yo? Yo no estoy aquí.-dijo tratando de engañarme.
-Chad. Todos te vemos.-dijo Trevor.
-¿Quién es Chad?-dijo.
-¡Sal del auto!-grité cuando llegamos al colegio.
-¡A la diva nadie la bota! Yo me voy porque quiero-dijo y nos sacó la lengua.
Pf, que infantil.
-¡Vamos a dejarlos, chicos! ¡El último es un burro!-grité y Chuck y Melanie me siguieron pero, claro llegué yo primero.
Los dejé en su salón y recién llegó Trevor.
-Recuérdame...jamás...seguirte-dijo entrecortadamente.
Le di un beso y me dirigí a mi aula donde estaban Reg y Ryan.
-Anda, amor. Yo de verdad te quiero.-suplicaba Ryan.
-Y yo a ti. Pero no somos enamorados-
-Prometo que te haré la chica más feliz del mundo.
-Y hasta que lo hagas, esperarás.-dijo Reg.
-¡Dress!-dijo Ryan.
-Reg...Haces bien-dije riéndome.
-¡Dress!-suplicó como un niño pequeño.
Reg le dio un beso en la frente y él se calló mirándola como si fuera un ángel. Nadie se me ha quedado mirándome así, ni siquiera Trevor.
Estaba sola en el asiento hasta que llegó Santiago.
-¿Lista para el sábado?-dijo apenas se sentó.
-No, pero que me queda.
-La pasaremos bien.-
-¿Qué haremos?- inquirí pues no me gustan las sorpresas.
-Ya lo verás.-dijo y empezó la clase.
-¡Señor Santiago! Puede, por favor, dejar de mirar a la señorita Dress que la clase está al frente.
Todos se rieron y Santiago se volteó y no me volvió a ver en toda la clase.
-Para que lo sepas, y-yo no te estaba viendo-dijo nervioso.
-Ya, ambos sabemos que yo soy irresistible así que no lo ocultes-dije y le golpeé un hombro.
Las clases pasaron de forma tranquila y cuando llegamos a la casa todo el mundo se metió a su cuarto. Todo el mundo menos yo que era la única que no tenía la TV en su cuarto. Iba a dar un maratón de Gravity Falls así que lo dejé ahí.

-¿Puedo sentarme?-dijo Santiago sentándose a mi lado.

-Para que te digo que no, si ya te sentaste-.

-¿Te gusta Gravity Falls?

-No, no ves que lo veo porque odio ese programa.

-¿Andrés?-preguntó.

-Lamentablemente. ¡Y no debiste haberlo preguntado! Eres asqueroso.-me crucé de brazos.

-Pensé que ya habíamos pasado la etapa de la vergüenza.-Se levantó.

-¿A dónde vas?-pregunté porque no quería estar sola.

-Corrección: ¿A dónde vamos? No te pienso dejar sola aquí consumiéndote en tu amargura.

-No me consumo en mi amargura. ¡Yo estoy feliz! Además, no quiero caminar.

-¿Y quién dijo que tenías que caminar?-me alzó en sus brazos mientras caminaba hacia la puerta.

Últimamente mi vida se estaba volviendo demasiado cliché.
Me bajó en el carro y comencé con mi interrogatorio.
-¿A dónde vamos? ¡Tu que te aprovechas de esta pobre chica y yo que te rompo la cara!-
-¿Siempre eres así de tierna?-preguntó empezando a manejar.
-Siempre.-