27. Runners.

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Llegué corriendo hacia donde estaba Minho, con Thomas a su lado.

-¿Llegué tarde? -fue lo que pregunté, luego de tomar una bocanada de aire.

-Claro que no; síganme.

Como en una fila india, siendo yo la última y Thomas el del medio, seguimos a Minho.

En el camino, me di cuenta de lo pacífico que estaba el Área. El sol apenas iluminaba, lo que daba un toque oscuro y reconfortante al lugar. Y lo mejor de todo es que no había ningún sonido molesto, como el de los gritos de los Habitantes, e incluso, los gritos de los animales del Matadero.

Era todo paz y tranquilidad.

-No me habías dicho que hoy entrenarías con nosotros. -me dijo Thomas.

-Me lo dijeron ayer temprano, antes de que te encerraran en el Cuarto Oscuro. -conté. -Olvide decírtelo.

-Algo tan importante como ser Corredor no tendría que olvidarse, Cece. -protestó Minho.

-¿Y si tengo amnesia?

-Jódete.

Thomas y yo reímos al comentario de nuestro amigo justo cuando llegábamos al lugar deseado.

El lugar donde nos había conducido Minho era una puerta vieja y destartalada que se encontraba detrás de la Finca.

El líder de los Corredores sacó una llave de alguna parte y abrió la antes mencionada puerta, dejando a la vista un deposito pequeño de almacenamiento. Pude ver escasamente que allí había cosas como cuerdas, cadenas y otros materiales en desuso. Pero lo más cómico y curioso que había allí era una caja repleta de zapatos.

-Esos zapatos son uno de los suministros más importantes que tenemos. -explicó Minho. -Los Creadores nos los mandan cada tanto. Si no tuviéramos buen calzado para correr, nuestros pies estarían arruinados. -se agachó a un lado de la caja. -¿Qué número calzas, Thomas?

-¿Número? -preguntó. -No lo sé. -se quitó uno de los zapatos que llevaba puestos. Buscó el número y finalmente lo encontró. -Cuarenta y tres.

-¡Wow, que pie tan grande tienes! -exclamamos Minho y yo al mismo tiempo.

Thomas rió.

-¿Ustedes son hermanos gemelos o qué?

-No lo sé, shank, pero creo que encontré unos zapatos de tu talla. -dijo, entregándoselos. -Podríamos usarlos de canoa.

-Gracias. -musitó Thomas.

-¿Y tú, mi querida Cece? Dime cuanto calzas.

Al igual que Thomas, me saqué un zapato y miré en su interior buscando la talla.

-No vayas a decirme cuarenta y cinco porque...

-No te preocupes, yo calzo de treinta y ocho. -dije.

-Bien... -Minho revolvió entre los zapatos y encontró un par. -Estos son para ti.

Me senté en el suelo y luego de ponerme mi nuevo calzado, até los cordones correctamente.

-Tomen. -habló Minho, esta vez ofreciéndonos un reloj digital a los dos. -Los necesitarán.

Me levanté del suelo y ajusté mi reloj a mi pequeña muñeca. Eran las 7:30AM. Wow.

-Y aquí, su mochila. -Minho me extendió la mochila, a la que colgué a mi hombro más tarde. -Allí tienen botellas de agua, algo de almuerzo, ropa, y algunas cosas más... pero tu no necesitaras eso, Cece.

Yeah, it's a maze || The Maze Runner, NewtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora