-Bien, Sartén solo me ha dado esto. -Newt dejó el plato sobre la mesa donde nos encontrábamos sentados.
-¿Sólo pan y queso? -preguntó Chuck, decepcionado.
Como supuso Newt, Chuck evidentemente estaba limpiando la cocina cuando llegamos por algo de comer. Así que Newt lo llamó y dejó que se quedara con nosotros.
-Lo siento Larcho, es lo único que hay. -observé como cortaba el pan en dos y luego introducía el queso entre ellos. Cuando le entregaba el primer sándwich a Chuck, noté que recordaba algo. -Oye, aun no me has dicho tu nombre. -me dijo.
Chuck se me adelantó.
-Se llama Cece.
-¿Cece? -me preguntó, a lo que asentí. -Bonito, me gusta.
-Es raro, -comenté. -es lo único que recuerdo de mi.
-Ninguno de nosotros recuerda nada, así que puedes tomarlo como algo normal.
Pasamos el resto de la tarde allí, conversando. Aunque no presté mucha atención.
Mi vista estaba fija en los muros y esos espacios abiertos. Newt había mencionado que allí afuera se encontraba el Laberinto. Enseguida, supe de que se trataba esto.
Los Creadores, como llamaban a los que nos habían mandado allí, querían que salgamos del Área, de éste lugar. Pero según Newt, desde hace más de dos años buscaban una salida que los sacara de allí adentro. Pero nunca la encontraron.
Y eso no era todo.
Además de tener que buscar todos los días una salida a esta prisión, debían enfrentar a los Penitentes. Éstos eran monstruos mitad metal y mitad carne, que salían de noche y ocasionalmente de día. El objetivo de los Penitentes era sólo uno: matarlos. Y además, nadie había sobrevivido al encontrarse con uno.
Debe ser un infierno vivir aquí hace dos años, pensé.
Más tarde, el atardecer comenzó a oscurecer el cielo, tiñiendolo de colores rosa y anaranjado. Cada cual salía de su trabajo y se dirigían a cenar. Pronto el lugar donde nos encontrábamos comenzó a llenarse de chicos y bullicio.
Imaginé a Sartén, cansado, debía hacer mas comida para un batallón de adolescentes hambrientos. Pobre.
Me encontraba sola, en una de las mesas. Chuck se había ido hace bastante rato al baño y Newt solo se fue a "revisar algo".
-Oye, Cece. -me llamó alguien. Voltee y era Newt. Lo supuse, ya que él tenía un acento extraño y podrías reconocer su voz en cualquier lugar.
-¿Que?
-Ven, quiero mostrarte algo.
Me levanté de mi asiento, y lo seguí. Empezó a caminar delante de mi, a lo que lo seguí. Cada vez nos acercábamos a esos muros, más bien a una de sus aberturas. Como había dicho antes, mirarlos mareaba.
En un momento, Newt paró en seco. Sin querer, choqué con su espalda. Que torpe e idiota soy.
-Lo siento.
-No te preocupes. -sonrió de lado.
Miré dentro de las aberturas de los muros, y solo pude ver lianas y más muros.
-Y.... ¿que hacemos aquí? -pregunte riendo.
-Como he visto, estás muy interesada en el Laberinto y los muros, así que te traje a ver como...
No pudo continuar su oración.
Un fuerte chirrido comenzó a escucharse, seguido de sonidos de algo pesado en movimiento. Entonces, me percaté de, que unas grandes puertas que se situaban escondidas dentro de los muros, comenzaban a moverse hacia la derecha. Las cuatro entradas al Laberinto se cerraron de la misma forma con un estruendo cuando las puertas se cerraron por completo.
Miré a Newt, sorprendida.
-Lo sé, es raro. -dijo.
-Lo es. -afirmé.
-Todas las noches se cierran a la misma hora.
-¿Es para que no entren los Penitentes?
-Creo que si. Los Creadores las cierran. -pensó. -Pero es mejor, por lo menos estamos a salvo.
-Mhm. -pronuncié, y luego de esto, volvimos por donde vinimos.
Cuando volvíamos, bostecé.
-¿Tienes sueño? -cuestionó Newt.
-Algo.
-¿Sabes? Creo que deberías dormir en la Finca.
-¿Por qué?
-Bueno... ya sabes. Aquí todos somos adolescentes, chicos además, y creo que con lo que he visto hoy tal vez no sea buena idea dejarte dormir junto a nosotros. -reí ante su comentario.
-Creo que tienes razón.
-Si, la tengo. -esta vez rió él. -Vamos a la Finca.
Llegamos y no había nadie allí. Solo vimos algunos Habitantes dirigirse a dormir. Subimos a la Finca por una inestable escalera, pero llegue arriba sin hacerme daño. Desde una de las ventanas, se podía ver toda el Área y algún que otro Habitante.
Dentro de la Finca, había una cama de madera con sábanas que parecían estar limpias. Dí mi segundo bostezo, y Newt rió.
-Creo que ya debería irme. Parece que vas a dormirte parada.
-Muy gracioso.
-Bien, debo irme Novata. -se acercó a la salida. -Mañana será un largo día, empezaras a ver en que trabajo eres buena.
-Eso suena genial. -dije, con notorio sarcasmo.
-Es una de las reglas: haz tu parte.
-Lo sé.
-Buena esa. -sonrió. -Nos vemos mañana.
-Adiós.
Y se fue.
Newt me caía bien. Era uno de los dos que me habían prestado atención desde que llegue, sin haberme coqueteado.
Aunque, el besó mi mano después de todo. Seguramente era una de sus bromas, no significaba nada. Y si no lo fuera, ¿por qué?
No lo sabía y, en fin, nunca lo sabría.
Me acosté en la cama, dispuesta a dormir. Las sábanas tenían olor a la luz del sol, tal vez las habían secando bajo él. Me cubrí con ellas, y cerré mis ojos.
Y en pocos minutos, me dormí.
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Yeah, it's a maze || The Maze Runner, Newt
Fiksi Penggemar❝Pensó que no podía ocurrir algo tan lindo en un lugar tan sombrío y gris.❞ -Narrador, The Maze Runner. ||Basado en: "The Maze Runner: Correr o Morir"|| #23 en Ciencia Ficción [9/10/15] ©wiggleharry