capítulo tres

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Estaba oscuro, con un montón de estrellas que adornaban el cielo como purpurina. Era alucinante.

Su sonrisa estaba brillando.— Y entonces le dije, ¿por qué no te mudas?

Soltó una carcajada y yo hice lo mismo hasta que me di cuenta de la hora que era.

— Tengo que irme. ¿Cómo bajamos?.— Pregunté preocupada, estabamos en lo alto de un tejado.

— ¿Qué? ¡No!.— Gritó, lo que me puso más nerviosa.

— Mi madre va a enfadarse muchísimo conmigo.

— Entonces quédate.

Negué con la cabeza.— Tengo que irme.

Le oí murmurar algo pero estaba demasiado ocupada intentando no matarme al bajar. Creo que fue algo maleducado al no intentar ayudarme, al fin y al cabo sí me ayudó a subir. Una vez abajo me giré para verle y despedirme, pero ya no estaba.

-

— Hyeon llegas tarde, estaba muy preocupada por ti.— Mi madre gritó nada más entre en la casa.

— Lo siento.— Murmuré, intentando ir hacia mi habitación.

— No he acabado.— Cruzó los brazos.
— Iba a contarte una historia, ¿Recuerdas?

— No tengo ocho años.

— Tienes dieciocho y necesitas saberlo.— Dejó escapar un suspiro y se sentó en el sofá. Yo la seguí.

— Mi bisabuela tenía siete hermanas. Ella se casó con mi biasabuelo, Robert. Digamos que las cosas no fueron fáciles. Ellos vivían en un casa algo particular de este mismo pueblo. Yo nunca lo super pero mi bisabuela tenía continúas disputas con Robert. Hay algo en esa casa que él nunca le contó a ella. Más tarde se mudaron aquí y tuvieron a mi madre, mi madre me tuvo a mí...

La miré curiosa. ¿Qué diablos me estaba contando?

— Nunca hubo suerte en este pueblo. No se en qué casa pero debes tener cuidad. Dicen que los espíritus que una vez molestaron a Robert y a mi bisabuela vuelven por aquí. Nada bueno ocurre. Todo lo que sé es que Robert tuvo un niño mientras vivía en esa casa. No sé ni cómo ni cuándo pero lo que sé es que sigue aquí.

– ¿Quién?

– Su nieto. Él tiene tu edad. Él podrá estar acechando en cualquier lugar del pueblo.

– ¿Me estás diciendo que hay una casa encantada?.– Sonreí ampliamente.

– Borra esa sonrisa.– Dijo seria.– Si hubiera cualquier objetivo, serías tú.

– ¿Yo por qué?

– Nuestra familia.– Susurró.– Y ha habido varios accidentes importantes. Nunca salgas de esta casa.

– No me vengas con esas ahora. Ni si quiera tú crees en esos mitos.– Reí hasta que la miré a los ojos y pude ver su seriedad. La ignoré y subí a mi habitación.

Ya he oído hablar de esos chismes, de hecho. Los accidentes siempre ocurren en este pueblo. A veces una persona está en bicicleta y una rueda se pincha, éste se cae y se hace daño. A veces es fuego. A veces accidentes de coche.

Creo que es solo una coincidencia, no puedo creer que mi madre se tome en serio esas tonterías.

-

– Hyeon ¿A donde vas?.– Mi madre me oyó desde la cocina.

– A dar un paseo.– Rodé mis ojos.

– ¿Es que no has entendido nada de nuestra charla de ayer?

– Sí, por eso salgo de día. Nada va a pasar, solo iré al jardín. ¿De acuerdo?

Salí antes de que me respondiera.

Fantasmas. Espíritus. Mitos. Muerte. ¿Por que no podemos dejar esas cosas a un lado? Se preocupan demasiado. Mi madre a penas tiene tiempo para me y de repente me suelta todas esas tonterías.

– ¿Qué pasa?.– Oír su voz al menos hizo que me animara un poco. Era Jungkook.

Estaba sentado en las escaleras de la casa donde nos conocimos el otro día.

Me senté a su lado.– Estoy enfadada con mis padres.

– No te sietes aquí.– Su tono cambió.

– ¿Qué? Jungkook... Pensaba que éramos amigos.

– Eso era ayer.– Rodó sus ojos.– Despierta. Ya no es Halloween. Deja de actuar como una estúpida.

– ¿Perdón?.– Lo miré.

Él tosió.– Lárgate.

– ¿Me preguntas que pasa y ahora quieres que me largue? No tiene sentido.

– ¿No lo pillas, verdad?.– Se levantó.

– ¿El qué? Esto no tiene ningún sentido.

– Era 31 de Octrube. Tienes 18.

Lo miré confundida. ¿Qué coño?

– Tu madre te contó la historia, ¿Cierto?

Asentí.– Algún mito estúpido sobre su bisabuela o algo así.

Él sacudió la cabeza y me sonrió un poco.– Eres tan... inocente.

– ¿Qué quieres decir?

– ¿De quién te contó la historia? ¿De Robert? ¿De Peter? ¿De John?

– Mencionó a un Robert...– Dije no muy convencida. ¿Quiénes eran los demás?

Él movió un poco la cabeza.– ¿Qué hay de la historia de tu madre?

– ¿Qué?

Él rió.

– Jungkook qué...

– LÁRGATE.– Gritó más fuerte que nunca lo que me hizo correr lo más rápido que pude.

Pensaba que éramos amigos.

Murder House ☹ jungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora