El techo de mi habitación era uno de mis mayores entretenimientos últimamente. Bueno, desde siempre.
Si no estaba estudiando, me dedicaba a estar acostado en mi casa contemplándolo. Estaba algo sucio, hongueado y viejo, como todo en mi casa. Gris. Ese era un buen color para identificarme, mi techo era gris, mi casa, mi vida entera era gris, apagada, vacía.
¿Amigos? No estaba en mis planes tenerlos y nunca lo había estado. No porque no quisiera, muchas veces me sorprendía a mi mismo observando con envidia a los otros jóvenes de mi escuela que andaban por ahí charlando y riendo, si no, porque no podía. Realmente no podía hablar con otro chico o chica de mi edad. Me aterrorizaba la idea. Y por mas que me esfuerce nunca salia una palabra de mi boca cuando intentaba preguntar aunque sea la hora a otro chico.
—¿Esto es lo que tenés planeado hacer toda tu vida? ¿Estar acostado en tu cama mirando a la nada hasta dormirte del aburrimiento? —me acusó Sage, mi hermana, desde la puerta de mi habitación.
—Ey, también veo películas y a veces leo. Además me queda una semana de escuela y ya se que aprobé todo, solo voy por la asistencia.
—Troye, vas a quedarte pegado a la cama. No se, salí afuera, hace ejercicio —luego de que dijera eso ambos comenzamos a reírnos, los dos sabíamos que eso nunca iba a pasar. Nunca me consideré una persona muy atlética.
La verdad era que no tenía a nadie con quien salir. No iba a ir a un parque o a un club o una fiesta yo solo.
Pero yo ya me había adaptado a esta forma de vida. Ir a la escuela, ser aplicado y silencioso, no llamar para nada la atención, volver a casa y cuidar a mis hermanos hasta que Steele, mi hermano mayor, y mi padre volvieran del trabajo.
La razón por la cual mi hermano trabajaba, era porque en esos tiempos apenas nos alcanzaba para comer y vestirnos. Desde que mi madre murió, cuando yo tenía doce años, las cosas empezaron a desmoronarse. Mi padre entró en depresión y estuvo un año completamente ausente en la realidad.
Recuerdo bien ese año, mi padre estaba todo el día tirado en el sofá o en su cama mirando televisión, se negaba a trabajar y por lo tanto nos obligó a mi y a mis hermanos a hacerlo por él. Steele consiguió trabajo luego de un tiempo y yo salía a hacer cualquier cosa que me dejara algo de dinero. Sage y Tyde se quedaban en casa lidiando con mi padre.
Luego de un tiempo las cosas empezaron a mejorar, de a poco.
Mi papá comenzó a hacer terapia, empezó a sonreir de nuevo, a hablarnos y hasta a veces salía de la casa.
Luego volvió al trabajo y yo a la escuela. De todos modos Steele tenía que seguir trabajando, pues solo lo que traía mi papá no era suficiente para mantener a la familia..
Era lunes, última semana de clases, por la mañana. Mi primera clase había finalizado con el timbre del recreo.
Los recreos se me hacían larguísimos. En las clases, por lo menos, me distraía haciendo los ejercicios que el profesor nos de. Pero los recreos eran lo peor de la escuela. Tenía que irme a algún lugar donde las personas no me vieran y simplemente esperar. Era eternamente aburrido.
Esta vez había elegido el baño del fondo del primer piso de la escuela, ese al que nadie iba, para pasar los veinte minutos que duraría el recreo.
Y entonces, arrinconado contra la pared de azulejos, lo vi.
Estaba sentado, abrazándose la rodillas y con la cabeza apoyada en estas. No pude reconocerlo al instante porque su cara estaba escondida. Se notaba que estaba llorando. Cuando me escucho entrar se enderezó rápidamente.
Nuestros ojos se encontraron. Su cara estaba empapada en lágrimas, pero sin embargo me miró con ojos duros y desafiantes.
Yo no dije nada, no sabía que decir, nunca había tenido que consolar a alguien que no fuera de mi familia.
Me sentía obligado a hablar. Pero Connor Franta, aquel chico extremadamente confiado y atractivo que se veía caminar por los pasillos de la escuela, me lo impidió.
Y ese fue el momento que comenzó con lo que cambió el curso de toda mi vida.
Tw: tronnorsings
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Colorful Life || tronnor
ФанфикSer rico o pobre, popular o antisocial, extrovertido o tímido. Cuando es cuestión de vida o muerte, estos factores pasan a segundo plano. Y lo que comienza a tener importancia es el fuerte color del amor. Pero, dejemos que Troye Sivan Mellet y Conno...