Una perfecta casualidad

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-Creí que tendría que enterrarte - me dijo con gracia en su voz.

-¿Cuánto tiempo estuve aquí?- pregunté mientras lo veía. Era un chico alto, pelo negro, cejas pobladas, pestañas largas, labios rojos, blanco con facciones muy marcadas además de unos lindos hoyuelos y ojos extremadamente azules, tenía un tatuaje en la muñeca, era una pequeña cruz, se veía fornido, estaba vestido deportivo, con unos shorts negros y una camisa blanca que acentuaba más su palidez.

-Yo también me alegro de verte - dijo parándose.

-Lo siento pero, ¿Qué me pasó?
Que confundiste un bosque en medio de la nada con una maratón - ahora me ayudó a parar.

Poco a poco las imágenes de aquel suceso llegaban a mí.

-¿No me dirás tu nombre?

Ignore su comentario y sólo me toque la cabeza y vi mis dedos manchados de sangre.

- Yo no haría eso si fuera tú, tienes una bella cortada en tu frente.

Por lo visto era cierto, mi cabeza sangraba y sentía una cortada de lado a lado.

- Como no me dirás tu nombre sin saber si soy un violador te diré el mío soy Nate Collins, vivo colina arriba.

- Soy leila Miller vivo colina abajo

- Ahora si me dirás que hacías corriendo como desquiciada en una montaña.

- Sólo me asusté.

- Pues que susto pocas personas caminan por este sector realmente tienes suerte de que te haya encontrado- dijo con autosuficiencia.

- Muchas gracias entonces - dije mientras me alejaba.

- ¡Espera!- Dijo siguiéndome - déjame acompañarte a tu casa.

- No te preocupes vivo cerca ya has hecho mucho por mí.

- Enserio al menos déjame llevarte a donde mi papá, es doctor y te podrá revisar esa herida.

- Enserio no es necesario - dije cayéndome.

- ¿Y ahora? - dijo riéndose mientras me ayudaba a parar

- Está bien, gracias.

- Caminamos montaña abajo, me tuvo que ayudar porque perdía el equilibrio cada nada, estábamos básicamente en silencio, él era el que más hablaba, yo sólo me limitaba a contestar algunas de sus preguntas y a ignorar el resto, al fin y acabo era un extraño.

- Ya llegamos quédate aquí voy a llamar a papá, mientras tanto regístrate- me dijo mientras se alejaba

- Buenas tardes -salude a la recepcionista

- Buenas tardes, por favor llena estas formas, es para registrar tu entrada al hospital.

- Está bien, muchas gracias.

- No hay de que, llamo a una enfermera, o estas esperando a tu doctor.

- Estoy esperando al doctor, gracias.

- Está bien.

- Sólo asentí y observe el lugar, estábamos en el hospital de Bibury, nunca me habían gustado los hospitales por más que lo intentara me recordaban el día del accidente, cuando nos sacaron del auto nos trajeron aquí con mi abuela y mi abuelo. Dure una semana en este hospital y hay algo que nunca olvidare: piso 3 cama 8, lo más frustrante es que por más que he tratado de recordar las únicas imágenes que llegan a mí son de instantes antes del choque, el gritó de mi mamá cuando vio el camión y mi abuela abrazándome, luego de ello sólo imágenes en blanco, recuerdo la ambulancia y el hospital pero son sólo pequeños fragmentos en desorden, quizá por ello odio los hospitales, porque me recuerdan que no pudieron salvar a mis padres, algo que dolió antes y duele ahora es que nunca logré distinguir entre lo que realmente había pasado y lo que mi mente había imaginado para tratar de reconstruir el pasado, porque sinceramente que tanto puede recordar una niña de tan sólo 4 años.

- Acá esta papá- dijo Nate trayendo a su padre, era un hombre alto, aún más que Nate pero sinceramente eran muy parecidos también era blanco, de ojos azules y con el cabello negro, era bastante atractivo, y vestía un traje negro que acentuaba sus musculosos brazos.

- Buenas tardes Doctor - le dije levantándome aunque no pude mantenerme en pie por mucho así que me senté.

- ¿Cómo estás?, soy el Doctor Collins pero dime Mike, no tienes que levantarte, siéntate acá iremos al consultorio - dijo con amabilidad ofreciéndome una silla de ruedas.

- ¿Y dónde la encontraste Nate?

- ¿En el bosque papá, me la puedo quedar?- dijo con voz de niño

Junto con su padre sólo nos limitamos a reír.

- Más bien ayúdala a subir a la camilla- ordenó el papá de Nate.

- Bueno Doctor- dijo levantándome.

- Tenía brazos grandes se veía que hacía mucho ejercicio.

- Mira a la luz - me dijo con una linterna en su mano

- Sólo tienes una leve contusión te daré unas pastillas, pero tendremos que cerrar esa herida en tu frente.

- Está bien

- ¿y dónde vives?

- En la casa de Charlotte Miller, iniciando la colina, ella... era mi abuela.

- Lamento mucho tu pérdida, Charlotte era como una madre para todos - me dijo con tristeza en su voz - Bueno si estás de acuerdo creería que es conveniente que Nate te lleve tu casa, el medicamento te dejará algo aturdida, tendrás que venir el viernes para que te quite los puntos, hasta ese día tómate dos de éstas cada 12 horas es un antibiótico, y éste analgésico cada 8 horas si tienes dolor.

- Está bien doctor, muchas gracias - dije mirando Nate quien se encontraba riendo

- El auto está en el parqueadero del hospital, mucho cuidadito Nathan Collins- le dijo seriamente

- Sí señor, vuelvo la otra semana - le dijo Nate sacándome rápidamente en la silla de ruedas que uso como patineta.

- El viaje fue increíblemente tranquilo, Mike tenia lindo volvo negro automático, Nate no era tan malo después de todo, tal vez sólo un poco inmaduro pero era gracioso.

- ¿Ya te enamoraste de mí? O sólo admiras mi belleza - dijo con bastante ego mientras apagaba el auto en frente de mi casa.

¡No me había dado cuenta que lo estuve mirando todo el camino!

- No, es sólo tienes una araña en el hombro - le dije riéndome.

- ¡¡¡Quítala, quitarla!!!- gritó - que graciosa eres- dijo dándose cuenta que era mentira.

- Sólo lo justo- exclamé abriendo la puerta de la casa- bueno gracias por todo- dije cerrándola.

- Quieres salir mañana- gritó a través de la puerta.

- No puedo tengo que ordenar mi casa- reí.

- Puedo conseguirte una incapacidad de labores domésticas.

- Reí en silencio.

- Conozco a un doctor que me puede hacer el favor.

- ¿Eso no va contra la ética profesional?

- Mañana a las 6 pm en el café la Paix.

El diario de lizzieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora