El correo

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- No sabe cuánto le agradecemos señor, fue de mucha ayuda su información- dije amablemente.

- Por nada señorita ojala puedan encontrar lo que necesitan.

- Eso es lo que más queremos, hasta luego y gracias - finalicé

- Muchas gracias- dijo Nate.

Y tal como lo dijo el señor entramos al lugar y seguimos su instrucciones, no fue difícil teniendo en cuenta todos las indicaciones que nos dio, lo único que el señor no menciono fue el pastor alemán que tenía el guardia.
Ya habíamos entrado al lugar y estábamos esperando a las dos en punto para sacar las llaves, como dijo el señor el guardia estaba dormido

- ¿No escuchas eso? - preguntó algo asustado Nate.

- No seas infantil Nate no hay nada- respondí.

- De repente comenzó a sonar un gruñido proveniente de la puerta principal.

- Es enserio Leila estoy seguro que hay algo acá

- no molestes Nate se hombre- susurré.

A penas termine de decir eso un gran pastor alemán comenzó a caminar hacia nosotros en posición de ataque.

- No que no era nada Leila - me reprochó Nate.

- Deja él "te lo dije" para después, ¿ahora como saldremos de esta?- pregunté

- ¿El señor dijo que la puerta de la derecha comunica a una bodega cierto?

- ¿Y qué con eso?

- cuándo corra a la derecha quédate quieta, con suerte el perro me seguirá. Ahora- dijo corriendo hacia la puerta de la derecha.

Y tal como lo dijo Nate el perro lo siguió, cuando Nate entró a la bodega se ocultó detrás de la puerta y el perro bajo las escaleras, Nate logró salir.

- Ahora si di que mis ideas son malas - dijo agitado por la corrida.

- Son las mejores - dije dándole un beso

- Eso de pensar si funciona, lo hare más seguido- dijo riéndose.

- Bueno en marcha aún tenemos que encontrar la caja.

Luego de eso bajamos al sótano y seguimos el resto de las instrucciones, todo salió conforme lo planeado, la caja estaba donde el señor nos dijo.

- Es esta Nate, esta es la caja - susurré

- Lo se Leila, ahora ábrela veamos que hay dentro - me contesto Nate

- Bueno, llego el momento - dije abriendo la caja. Dentro de ella había una llave antigua con algunas formas extrañas en hierro.

- La tenemos - dijo Nate

- Ahora a salir de acá - dije cerrando la puerta.

- ¿Hay que dejar todo como estaba cierto?

- Si, ¿Por qué?

- ¿Qué haremos con el perro?

- Es momento de otra de tus ideas Nate - afirmé mirándolo

- No lo tomes a mal primor, pero quiero seguir viviendo- rió

- Pues yo también Nate pero tenemos que dejar todo como lo encontramos

- Hagamos una cosa, como soy un caballero me sacrificare por ti, sal del lugar y yo abriré la puerta para que el perro salga.

- No me iré sin ti, si el perro es del guardia lo más seguro es que tenga galletas para darle

- ¿Y qué pasa con eso?

- cuando abras la puerta yo dejare algunas galletas en el suelo, y así mientras él se come las galletas nosotros saldremos de aquí.

- Bueno no soy el único en la relación que tiene buenas ideas - me alago.

- Lo sé, lo sé - contesté.

Cuando subimos dejamos todo como estaba y sacamos al perro, no hubo mayor inconveniente al salir así que nos fuimos directo a la casa de Elizabeth, teníamos que abrir como fuera esa puerta.

El diario de lizzieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora