La boveda

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Cuando entramos en la oficina del señor Morris el ambiente cambio totalmente, era una típica oficina, tenía un gran escritorio con su respectiva silla en el centro de la habitación, una biblioteca llena de libros, un gran sofá de cuero negro y una alfombra vino tinto que atravesaba todo el salón, pero la energía que tenía ese lugar era aterradora, sólo con cruzar la puerta sentías una presión en el pecho.

- Desde abril de 1941 la energía de este lugar cambio completamente, allí están los papeles, busquen lo que quieran yo estaré afuera- dijo la señora Morris algo nostálgica.

- Muchas gracias señora Morris- agradecí amablemente.

- Luego de esto la señora Morris salió, con Nate nos quedamos en la oficina buscando cualquier documento que estuviese relacionado con la casa, o con la familia.

- ¡Aquí hay algo!- exclamó Nate- mira es el documento con el símbolo nazi que la señora Morris describió.

- Y así lo era, ese documento era una carta enviada desde Alemania a inicios de 1940, en ella le pedían el favor al señor Morris que ocultara a una familia alemana, esto en pago por un favor que le habían hecho en 1930, más específicamente esto era lo que decía la carta.

"25 de mayo de 1940
Respetado señor Morris, me dirijo cordialmente a usted, para solicitar el pronto asilo de mi familia y mío en el pueblo de Bibury, tengo entendido que usted posee las posibilidades y la disposición de brindarme su ayuda tal como yo se la brinde a usted en 1930, solicito una identificación y una casa aislada, partiremos rumbo a Bibury lo más pronto posible, tengo planeado llegar el 18 de junio del presente año, ese día hacia las 11pm esperare su presencia a las afueras del pueblo, no me defraude.
Atentamente Otto Lerner.

- Ya tenemos el nombre Leila- susurro Nate.

- Ya casi, sé que falta poco- le contesté.

El resto de papeles eran insignificantes, no decían nada acerca de la casa de la familia.

- Qué lindo gatito- dijo Nate levantando un pequeño gato en cerámica que estaba en el escritorio

- ¡No muevas nada lo puedes romper!- dije observando cómo se abría una gran caja fuerte que estaba oculta detrás de un cuadro

- Bueno pues, eso no me esperaba- exclamó Nate sorprendido

- Ni yo- estaba atónita

- Miremos que ocultaba el señor Morris- susurro Nate acercándose a la amplia bóveda.

- En ella había joyas, dinero, fotografías y todos los periódicos que estaban desaparecidos, en ese momento llamamos a la señora Morris, le enseñamos la bóveda y le pedimos nos dejara llevarnos la carta, los periódicos y algunas fotografías que pertenecían a la escena del crimen, ella acepto, realmente se encontraba muy feliz de que hayamos encontrado esa bóveda, nos contó que toda su vida había buscado el collar de diamantes que estaba en la bóveda, esté pertenecía a su madre, y gracias a nosotros , o bueno a la curiosidad de Nate ahora moriría en paz.
Al salir de la hacienda decidimos ir a mi casa y tratar de unir las piezas del rompecabezas.

- ¿Cómo piensas que terminara todo esto?

- No tengo ni idea Nate, pero sé que falta poco para encontrar la verdad.

- Seguimos caminando en silencio, pero no era un silencio incomodo, era más bien un silencio necesario, cada uno tenía que pensar en muchas cosas al igual que yo sentía que Nate necesitaba estar en silencio, pero no quería estar solo.
Cuando llegamos a la casa subimos al ático y comenzamos a ordenar toda la información que teníamos hasta el momento, Nate comenzó con los documentos importantes, y yo me dediqué a ordenar las fotografías.

- No crees que deberíamos leer los periódicos que trajimos tal vez haya algo importante- preguntó Nate.

- La verdad si pienso que esos periódicos tienen algo que ver con la casa- afirme.

En ese momento saque los periódicos y comenzamos a leer artículo por artículo, en medio de todas las letras un artículo del 14 de abril me llamó la atención, este se titulaba "ocultas del sol a la merced de un ángel de la muerte" esto fue lo que el periodista redactó:

Ocultas del sol a la merced de un ángel de la muerte

Los estragos de la guerra han llegado a nuestro condado, entre nosotros habita un ángel de la muerte, oculto en el bosque un soldado nazi se regocija en los recuerdos de las almas que se llevó bajo un falso concepto de fidelidad a la nación, bajo una doctrina que justifica el asesinato, el cual es presentado como una ofrenda a su supuesto Dios. No podemos permitir que un asesino viva entre nosotros, en respeto a la memoria de todos los inocentes que han muerto debemos deportar a este individuo y hacerlo pagar ante las autoridades por todos los crímenes cometidos. Este hombre experimento con el cuerpo de miles de inocentes sin demostrar el más mínimo rastro de remordimiento.
No actuó sólo, sus actos ilícitos fueron patrocinados por un hombre que hasta yo respetaba y admiraba, pero que en realidad se oculta bajo una máscara y que logro engañarnos vilmente a todos. Sin dar más vueltas al asunto en el presente escrito denuncio Alexander Wood cuyo nombre real es Otto Lerner, líder nazi y al señor William Morris que actuó como cómplice en cada uno de los pasos que este asesino dio.
Ocultas en la casa que el señor Morris le proporciono, Alexander Wood tiene recluida a su esposa y a su hija que ajenas a todo esto salieron de Alemania creyendo al señor Wood un héroe,
Para finalizar sólo queda dejar como constancia de la maldad del señor Wood el doble asesinato que llevó a cabo en su propio hogar, quitándoles la vida cruelmente a su esposa y a su hija.
Leonard M.

El diario de lizzieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora