La primera cita

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Me desperté en medio de la noche bañada en sudor y respirando con dificultad, el gritó de aquella niña y su imagen ensangrentada llegaba a mi cada vez que cerraba los ojos y estuvo presente en mis sueños, no era nada en concreto, sólo imágenes sueltas sin un orden especifico que llegaban en flashbacks a mi mente, estaba en el ático ya eran como las 2 de la mañana y una leve luz se filtraba por entre las cortinas, cuando volteé para recobrar el sueño la figura de la niña apareció en la esquina. Grité y como pude tomé mi teléfono pero para cuando alumbre la figura se había ido. Y en contra de mi voluntad me obligue a seguir durmiendo.
Ya había salido el sol eran las 6 am cuando salí de la cama y me dispuse a bañarme. Me vestí rápidamente con una pantaloneta azul, unos tenis y una camiseta a juego, desayune y salí de la casa. Me puse los audífonos pues iba a trotar un rato para tratar de despejar mi mente. Comencé a correr colina arriba cuando vi a Nate, me devolví lo más rápido que pude no quería topármelo además lo vería en la noche, aunque todavía no decidía si ir o no ir. En todo caso retrocedí pero mis intentos fueron fallidos, ya que Nate me vio y comenzó a correr tras de mí. No iba a dejarme alcanzar tan fácil así que corrí lo más rápido que pude, pero por lo visto él tampoco se rendiría.
Seguí corriendo hasta que me alcanzó y por el impulso que teníamos caímos en el pasto.

- No necesitas seguirme para que te preste atención primor, y si querías tenerme encima de ti hay otras maneras.

- No te perseguía sólo salí a correr y quítate de encima mío.

- Y entonces ¿por qué huías de mí?- dijo quitándose.

- No quería toparme contigo ¿te han dicho que eres molesto?

- Si pero nunca con tanto amor.

- Ciertamente no lo dije con amor.

- Díselo a tu corazón que late como si se fuera a explotar.

- Por si no lo notas estaba corriendo, esa es la finalidad de correr acelerar tu ritmo cardiaco, deberías saberlo siendo el hijo de un médico.

- Lo sé pero la medicina no te ayudara, sé que me amas.

- En tus sueños Nate.

- De hecho en los tuyos primor- me guiño el ojo.

- Bueno fin de la conversación ya estoy cansada- Dije levantándome y limpiando la tierra de mis piernas.

- Si, y tienes que ir a cambiarte, no iras así a la Paix, le rompería la cara a cualquiera que se te quede viendo.

- Si eso te incluye a ti creo que estaría bien.

- No lo creo primor, pero aun así tienes tiempo ve y ponte algo bonito.

- Aún no he aceptado.

- Aunque digas que no sé qué quieres ir, además no te estoy pidiendo matrimonio aun, sólo es una invitación a un café o si quieres ir a un bar no hay problema por mí.

- Tal vez luego Nate, en verdad tengo que pensar en varias cosas.

- Soy bueno pensando, ¿no has escuchado que dos cabezas piensan mejor que una?

- Si lo he escuchado- reí- está bien entonces ¿en la Paix a las 6 pm?

- Ya que insistes- exclamó alejándose- allá nos vemos.

No lograba entender si era molesto o sólo intenso, pero indudablemente me agradaba. Llegue a casa y tomé una larga ducha, almorcé rápidamente un sándwich y comencé a organizar la casa, igual tenía bastante tiempo apenas eran las 12 pm y me encontraría con Nate hasta las 6 pm.
Deje de ultimas el cuarto de mi abuela quería revisarlo cuidadosamente, toda mi vida estuve enamorada de su ropa, pues para ser una mujer mayor tenía mucha clase para vestirse. Tenía cientos de vestidos de todos los colores, estampados y telas además de muchísimos zapatos. Al igual que yo ella era alta, blanca y bastante delgada, así que todo le quedaba bien, Siempre encontraba la manera perfecta de combinar la ropa, los zapatos y los accesorios. Y aunque en parte su ropa me recordaba que se había ido, al ponérmela sentía que una parte de ella estaba conmigo.
Seguí observando la ropa de mi abuela cuando encontré un bello vestido color turquesa con escote en v de seda que llegaba arriba de la rodilla, era muy lindo y decidí ponérmelo para mi cita con Nate.
Seguí revisando y sin darme cuenta se fueron las horas, ya eran las 4:30 pm así que subí al ático y me cambie. Me puse el vestido de mi abuela con unos converse blancos y un saco blanco grande que era de ella, me aplique labial rojo y algo de base, no quería estar demasiado arreglada, no le iba a subir el ego a Nate.
Salí de la casa y comencé a caminar rumbo a la Paix, en parte había aceptado por que amaba ese café, el lugar era bastante vintage, en la entrada habían flores, regaderas y una bicicleta doble, era muy lindo. Iba a ese lugar con mi abuela desde hace mucho tiempo, me traía buenos recuerdos.

- creí que no ibas a venir, ya estaba cuestionando mi encanto- dijo Nate ofreciéndome una silla.

- Lo siento, se me hizo un poco tarde

- Nate estaba vestido con unos jeans negros y una camisa azul marino que hacia resaltar sus ojos y unos tennis negros, estaba despeinado pero se veía bien.

- ¿Qué van a tomar?- preguntó la camarera

- Un latte con amaretto- dije mirando el menú

- ¿Y el señor?

- Me sentí como mi padre, un mocca con whisky- dijo Nate.

- Ya se los traigo- dijo la chica recogiendo los menús.

- Y entonces, me dirás porque caíste de la colina- preguntó.

- Ya te lo dije sólo me asusté.

Sí, pero no me dijiste que te asustó.

- No tengo que contarte, además es una larga historia.

- Tengo tiempo y la verdad quiero saber primor.

- Me creerás loca- afirme.

- De hecho sé que estás loca pero te diré un secreto: las mejores personas lo están- dijo citando a Alicia en el País de las Maravillas.

- Impresionante, pero aun así sé que me internarías en un sanatorio si te cuento.

- Hagamos un trato: yo prometo creerte, si tú prometes acompañarme a un almuerzo familiar, los dos ganamos- extendió el dedo meñique para confirmar la apuesta.

- Técnicamente yo no gano nada Nate - respondí a su trato

- Claro que sí, te escucharé y pasarás un día al lado mío, qué mejor premio - dijo

- Sé que me odiaré por aceptar pero bueno- dije cruzando mi pulgar con el de él.

- Bueno comienza entonces, que fue lo que pasó ayer.

El diario de lizzieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora