Potenciales Asesinos

Identidad Revelada

"Las personas viven de formas diferentes y solo cuando conozcamos sus profundos secretos, nosotros ya estaremos acabados"

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Capítulo 2: Identidad Revelada

Cuando sus ojos se encontraron con los suyos quiso secuestrarla y tenerla solo para él en ese preciso momento, pero se encontraban en el hospital el cual tenía a muchos pacientes que podrían ver sus terribles acciones. Se controló y comenzó a revisar sus signos vitales. Cuando se acercó a revisar la pupila de los ojos noto más profundamente aquellas ojeras que se marcaban de negro bajo sus ojos. Entonces se preocupó por la chica.

— ¿No duermes mucho? —pregunto mientas anotaba en sus papeles.

— Poco —respondió ella cortante

— ¿Aun tienes dolor de estómago? —su voz era suave y muy fría al mismo momento. Estaba molesto porque la chica bonita frente a sus ojos no se cuidaba.

— Poco

— ¿Tienes ganas de regurgitar?

— Poco

— Si no respondes adecuadamente no tendré un diagnóstico correcto.

— ¡Es lo que realmente siento! —se quejo

— Bien, tiéndete en la cama y levántate la camisa por favor.

Bella se estremeció de miedo. Cuando estaba pequeña y se enfermaba del estómago los doctores que la atendían nunca le pedían ese tipo de acción. Tal vez era diferente al lugar de donde el doctor provenía. Su respiración fue acelerado temiendo lo peor de aquel tipo.

Ella tuvo que hacer caso a su instrucción. Tímidamente se elevó la playera dejando ver su firme abdomen ligeramente marcado por el gran ejercicio que hacia practicando sus movimientos. El doctor asombrado se contuvo las ganas de llevársela a su auto y alejarla de aquel lugar. Cuando toco la suave piel de la chica, de un lugar oculto en su mente salió un psicópata esperando ser saciado con más acciones del doctor.

— ¿Te duele? —pregunto él mientras presionaba un poco el estómago.

— No.

— Bien creo que ya pasara el dolor —se alejó rápidamente antes de que pasara lo peor— le daré su tratamiento si continua con los síntomas. Solo trate de descansar, esas ojeras están para preocuparse.

En ese momento ella quería responderle amablemente a pesar de haberla visto y tocado de forma pervertida, pero no lo hizo y contesto murmurando con un simple:

— Gracias.

— No hay de que —esbozo una bella sonrisa. La sangre de Bella subió hasta sus mejillas gracias a que vio esa sonrisa que le quedaba muy bien en el rostro del doctor. El psicópata se alboroto una vez más.

De pronto comenzaron a escuchar ruidos por todas partes en el pasillo. La puerta se abrió estrepitosamente dejando ver a un hombre con uniforme de policía preocupado y con lágrimas en los ojos a causa del temor de perder a su hija. Ese Charlie era muy dramático cuando se trataba de su pequeña.

— ¡Mi niña! —grito por toda la habitación.

— ¡Papá! No grites de esa manera —se quejó, pero el hombre ya la estaba abrazando,

— Casi te pierdo y tú me réplicas de esa manera

— Solo es un dolor de estómago —le aclaro