Él la miró, sonriendo.
-¿Sabes? Me gustaría que no me miraras tanto, babosa.- ríe él, le pasa la lengua a su helado de chocolate.- Sé que soy lindo para ti, no sabes ocultar tus sentimientos, amiga.
Y si no fuera porque él le miró a ella, habría estado furiosa, yéndose a su casa.
