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Él la miró, corriendo por el medio de la calle, totalmente agitado.

-¡Lo siento, pero dejame en paz!- Se giró hacia la dirección donde corría.

-¡Ven aquí, Doblas! ¡Te voy a matar!

Él, exhausto, decidió parar, que ella le diera una buena hostia, daba igual, le faltaba el aire.

Ella lo alcanzó.

-¡Estoy esperándote!- Le sonrió él, mirándola a los ojos. Él conocía ese punto débil.

Y si no fuese porque el la miró, ella le habría dado un puñetazo.

eyes. ➸r.d.gDonde viven las historias. Descúbrelo ahora