capítulo dos

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En ningún momento me ha gustado lucir como alguien debil o triste ante los demás, siempre trato de llegar con buena cara a mi salón y saludar a mis compañeros con un sencillo "hola", sacando provecho a mi blanquecina sonrisa, pero en cuanto tomo asiento en mi lugar y subo el volumen a la música, siento mi interior derrumbarse pues no hay nadie en ese momento que me distraiga de ello y ahí es cuando empiezo a poner puntos malos de ser un marginado:

1. Querer amigos.

Al menos yo, según mi mentalidad,  deseo tener algún amigo que me diga lo que quiero escuchar, sin importar si esa amistad me dura un día, una semana o un año. Pero durante el paso del tiempo empiezas a lidiar contigo mismo.

Entonces recuerdo que puedo ser la persona más cliché, con problemas clichés y mil cosas así, ¿pero quién no? Millones de personas, como yo, queremos vivir una vida cliché y terminar enamorados en Venecia, en París o si eres sencillo, justo afuera del palacio de Bellas Artes, en la ciudad de México. Igual es bello, ¿no?

Con pesar admito que mi gran deseo es enamorarme y ser correspondido.

Check list:

Enamorarme. - Listo.

Que él se enamore. - Sin resultados.

Justo cuando hago un punto final a mi lista en la libreta, siento un toque en mi hombro y doy un respingo por el repentino susto que me llevé, entonces levanto la mirada y me encuentro con mi propio efecto invernadero, provocando que cerrara de golpe mi libreta para que no pudiera descubrirme.

¿Recuerdan que me marqué como marginado? No me equivocaba, no del todo, no soy popular ni tengo miles de amigos, pero definitivamente no soy un inadaptado social, tengo un par de amigos conmigo, increíble ¿no es así?

Me quito mis audífonos y empiezo a calmar mi estómago con sus mariposas revoloteando, sensación que pude sentir cuando el chico frente a mí me vio.

— Alonso.— Me habla él con esa increíble voz masculina.

Debo recalcar que todo lo que hace él me sigue impresionado y para mí es increíblemente maravilloso. Es como si fuera mi propio dios griego. Punto malo. Tal vez lo describo exageradamente.

— Jos, ¿qué onda?— Quiero actuar natural, sin nervios. Y sí, su nombre es Jos y es uno de mis dos amigos. A pesar de tener su amistad no puedo evitar sentirme tímido o nervioso a su lado en algunas ocasiones.

Tengo dos amigos y sólo uno está en la escuela y ese es él, sin embargo, él tiene sus propias amistades y lamentablemente no me vuelvo de su prioridad así como los demás. Aquí es cuando extraño a Alan, una de las personas más cercanas a mí, que no sean mi familia.

Mi situación suena terrible, tal vez lo sea, pero al mismo tiempo me gusta, aunque últimamente...

efecto invernadero | jalonsoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora