capítulo doce

502 98 3
                                    

Llega un punto en que escuchas a la gente decir que estamos destruyendo al planeta, que sólo hacemos daño con tanta industria, que matamos y destruimos fauna y flora. Es ahí cuando empiezan a buscar solución a un problema que difícilmente se arreglará. No puedes quitar el agujero a la capa de ozono, no puedes devolver a especies extintas ni al número que antes alguna otra especie tuvo y que ahora está en peligro. No puedes reparar algo que ya hiciste y que te afectó o afectó a otros. ¿Entonces cuál es la mejor solución? Evitar hacer más daño.

Te empiezas a alejar de las personas, aunque quieras recuperar una relación, es incómodo o difícil, tanto que te cansas de intentar que simplemente dejas de preocuparte, o al menos un poco.

Era el último día de clase y así como en el primer día, me senté en el fondo del salón con la misma canción de ópera de aquella vez pero esta vez sólo miré a Jos. Sentí mi corazón latir con velocidad, mis ojos ponerse cristalinos, entonces desvíe la mirada. Ahora no era un Jos solitaro, ahora era uno con una chica a su lado, riendo y mostrándose cariño. Solté una risa por lo ilusa que es al pensar que Jos tenía sólo ojos para ella cuando en realidad le había sido infiel y, lamentablemente, hacer como que nada pasó, no borraría ese momento para ninguno de los dos.

Me di cuenta que era igual de iluso que Noel.

efecto invernadero | jalonsoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora