capítulo uno

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A partir de los diez años las personas comenzamos a idear nuestra vida perfecta, comenzamos a pensar en lo que será necesario para ser millonario y tener mil lujos, ¿pero a esa edad qué es lo necesario? Estudiar y trabajar, pensando que inmediatamente seremos exitosos y nos pagaran miles de millones de pesos, pero, conforme el tiempo va avanzando nos vamos dando cuenta de que todo es difícil y lo que antes parecía sencillo ahora nos parece nefasto, tedioso y poco motivante.

¿Por qué no empezamos en el segundo lugar donde más la pasamos además de nuestro hogar? La escuela.

A tus quince años vas iniciando la penúltima etapa de tu vida antes de entrar a la universidad, tienes inmensas expectativas de ser alguien sumamente sociable y popular, alguien lleno de romances, excelentes calificaciones y recibir admiración por otras personas gracias al liderazgo que imaginas tú, puedes mostrar. Increíbles quince años.Unos tienen suerte y otros se quedan en la fase de marginados donde justamente está tu miedo a decirle "hola" a la chica que se sienta a tu lado. Entonces el conteo comienza y al mes ya estás deseando que las vacaciones lleguen para poder encerrarte a dormir en tu habitación y en cambio, estás sentado en la escuela con tu trasero doloroso que piensas que terminará por aplanarse por las ocho horas que estás ahí, estás maldiciendo por tus adentros a cada cosita que te haga enojar o irritar y tus sueños de ser alguien estudioso en el semestre se van para el suelo y caen si es que no lo evitas.
Tu retorcida mente de un adolescente te hace imaginar que todo mundo te desea y te das el lujo de cotizar a tu persona como si fuera lo más lujoso del mundo y vaya, no digo que esté mal pero tampoco se debe rebasar los límites. Lo digo por experiencia, reiteradas veces me ha tocado ver a muchachos de esta floreciente edad creyéndose los modelos del año, los deseados por GUESS, los ganadores de American Next Top Model, los siguientes Lucky Blue Smith pero mexicanos y para nada estadounidenses, rubios ni residentes de Salt-Lake City.

En esas quinces primaveras yo me encontraba sentado en silencio en el fondo del salón con mis audífonos puestos y alguna canción de ópera, que difícilmente pude identificar cual era pues mucha atención, sinceramente, no le prestaba. Para ese punto del día, ya estaba claro que mi destino sería ser de aquellos marginados pues, mientras los demás se conocían, hablaban y se formaban amistades, yo me mantenía observando a la gente a mi alrededor, curioso del comportamiento humano. Era y es como mi hobbie favorito.

Decidí retirar los audífonos de mis oídos sólo para escuchar el bullicio en el salón de clases.

Empecé a clasificar a la gente.

Empecé a crearles sus futuros.

Terminé fijando mi vista en un chico de cabellos negros y ojos color miel. Increíble.

Entonces recordé mi propia creencia, que a mi edad era imposible definir una orientación sexual pero podría jurar que en ese mismo instante di por hecho que era homosexual.

Y aquí es cuando decidí agregar una nueva categoría a la lista: Aquellos que caen por su amor platónico y se convierten en su efecto invernadero.

1. Populares.
2. Marginados.
3. ¿Efecto invernadero?

✖✖✖

¡Holaaaa! La verdad iba a esperar a terminar la historia para comenzar a subirla pero no me aguanté y aquí está KAJDKS. Estoy emocionada con esto, espero que a las jalonso shipper les guste. La idea salió mientras hacía un proyecto para mi clase de geografía, ahr.

All the love. x

efecto invernadero | jalonsoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora