Capítulo 8: Público

107 17 12
                                    

Pensar Alejandra, pensar, eso te hace falta... ¡¿Pero cómo se me ocurre comerme ahí la boca con Diego delante de todo el mundo?! Joder...Espera, estaba con compañeros del trabajo ¿Lo habrán visto ellos? Me desaparece el color de la cara en cuestión de instantes...no, yo no soy ese tipo de chica. Ya claro pero sí que soy el tipo de chica que se tira a su jefe con novia ¿No? Dios...Dios...Ya no se ni quién soy.

― ¿Estás bien Alejandra? ― Me giro hacia la tierna voz de Chris quien me mira con una mirada dulce y cargada de preocupación. Le he ido contando por el camino todo lo ocurrido con Diego y ella simplemente ha dicho que ha sido el momento, que son cosas que pasan, que me deje llevar.

―Siento que no soy la misma que cuando llegué aquí y eso solo hace un año y...no sé, ahora ya no como ni carne, bebo el triple de alcohol, soy borde con tres cuartos del mundo si no les conozco...― Confieso, es tan fácil hablar con ella...

―Conmigo no―Dice satisfecha, yo sonrío ante su gesto infantil.

―No, no, contigo no...Me dejo llevar demasiado por las apariencias y las sensaciones...catalogo enseguida a las personas ¿Sabes? ― Confieso mientras apoyo mi cabeza en la húmeda pared del local, miro como Brandon duerme con la boca abierta en el sofá, nos ha querido dejar los colchones a nosotras dos. Todo un caballero.

― ¿Cómo catalogarías a Brandon? ― Pregunta ella de repente, yo me giro y ella simplemente me sonríe ampliamente, suelto un bufido...no hay palabras para definir a Brandon, nunca encontraría la exacta para poder explicar todo lo que significa para mí. Lo que ha hecho y lo que ha dado por mí va más allá de la comprensión de la gente― ¿Cómo os conocisteis? ―

―Eso es más fácil de contestar ¿Has estado alguna vez debajo del puente de Brooklyn? ― Ella niega con la cabeza.

―Soy sueca, vine hace cosa de 4 meses y he estado viviendo con mi exnovio en Queens, no he bajado demasiado a Manhattan y mucho menos a Brooklyn― Una sombra de tristeza pasa por su rostro durante un instante, Christina parece tan transparente que es casi imposible no leer lo que le pasa por la mente.

― ¿Le quieres, verdad? ― Ahora es ella quien cierra los ojos con fuerza y se lleva las manos a la cara, yo me paso a su colchón y ella rompe a llorar en mi hombro silenciosamente mientras asiente.

―Vine aquí por él...Charlie es, es boxeador y...yo solo vine aquí para hacer un trabajo temporal pero luego le conocí y...― Balbucea como puede y yo siento como el corazón se me parte en dos, y luego incluso me extraño ya que no conozco a esta niña más que de hace 2 horas y estamos aquí, contándonos nuestras penurias y compartiendo vivencias como si nos conociéramos de toda la vida.

―No pasa nada si no me lo puedes contar, Chris ¿Tienes donde quedarte hoy? ― Ella se separa durante unos instantes de mí y duda hasta que finalmente niega con la cabeza― Bien, quédate hoy con Brandon en el local y venid por la tarde a mi casa, ahí decidiremos y nos lo contarás todo ¿De acuerdo? ―

Ella vuelve a romper a llorar, pero esta vez dejo que lo haga sola y que se tome su tiempo en respirar, miro en el reloj que son las 6 de la mañana...tengo que levantarme en hora y media para ir a trabajar...Así que me da que no me voy a acostar. Me levanto a por una botella de agua y dos ibuprofenos y le paso uno a Chris quien apenas llora ya.

― ¿Por qué eres tan buena conmigo? ― Pregunta con su voz infantil que me enternece el corazón al instante.

―No lo sé, catalogo a la gente, ya te lo he dicho, y tú me caes muy bien me transmites mucha ternura― Me encojo de hombros sonriendo, realmente ni yo misma se por qué le estoy ayudando, sin embargo no me arrepiento en ningún momento.

Dulce Locura #WSAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora