La carta

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Abrí lentamente el sobre. Extraje una carta y la leí con gran detenimiento:
Estimada señorita Sara Torrijo:
Es un placer comunicarle que ha sido elegida para participar en nuestro gran juego, un juego de detectives. Formará equipo con otros jóvenes y competirá con otros equipos por ser el mejor detective. Confirme su asistencia en la web y obtendrá más información.
Volví a leer la carta muy sorprendida. Observé con detenimiento el sobre pero no había nada escrito. Intenté recordar con detalle como la había encontrado. Había llegado a casa a las 5:23 y había subido por las escaleras. En mi subida no me crucé con nadie ni escuche pasos o el ruido del ascensor. El sobre estaba sobre el felpudo. Cuando abrí la puerta la casa estaba vacía, mis compañeros no estaban.
Yo siempre he sido muy curiosa y una amante del misterio. De pequeña espiaba a mi familia y rebuscaba en el cuarto de mi hermano. De adolescente mis únicos amigos eran mi colección de novelas de detectives. Todo esto y la falta de algo mejor me hizo encender el ordenador y teclear la página web en el buscador. Apareció una pantalla donde debía identificarme y a continuación otro mensaje:
Estimada señorita Sara Torrijo:
Visto que ha llegado hasta aquí significa que está interesada en nuestro juego. Este comenzará el día 10 y pasaremos a buscarla a la puerta oeste del parque Salla Simukka a las 11:00 en un todoterreno negro. Lleve consigo un máximo de dos maletas, una bolso y una mochila con lo necesario para un mes. Dormiremos en una casa donde habrá lavandería. Sea puntual.
Pensé en echarme atrás pero sentía demasiada curiosidad. Nada me impedía marcharme: no trabajaba, tenía vacaciones en la universidad y no tenía novio ni mascotas. Hoy era día 3 por lo que me quedaba una semana para prepararlo todo. El día de mi partida estaba muy nerviosa. Tenía todo preparado y me había despedido de mi familia y amigos. Me miré al espejo una última vez. Llevaba unos shorts vaqueros y una camiseta de manga corta de color rojo. El pelo castaño recogido en una coleta alta y la cara sin maquillar. En los pies llevaba mis cómodas deportivas.
Cogí mi equipaje y caminé al lugar acordado. A llegar miré la hora en el reloj de una farmacia y suspiré aliviada a ver que era puntual. Oí a una persona correr detrás de mi. Me giré y me lleve una gran sorpresa. Un chico de mi edad corría cargando con su equipaje en mi dirección.
-Hola soy Marcos ¿y tu eres...?
-Yo soy Sara. ¿También recibiste la carta?
-Sí. ¡Anda, mira, el todoterreno!
En efecto un cochazo negro aparcó frente a nosotros. De él bajó un hombre que nos abrió la puerta de atrás y metió nuestro equipaje en el maletero. Subimos al auto y el hombre arrancó. Nadie habló durante todo el trayecto. Tras dos horas de viaje llegamos a una enorme casa en medio del campo. Nuestro chófer no indicó que bajáramos y que entráramos a la casa. Nos guío a nuestras habitaciones que estaban en el segundo piso y nos dió las llaves. Se despidió y nos dejó solos. Quien nos hubiera mandado la invitación se había interesado por nuestros gustos. La habitación era grande y predominaban los tonos pastel. Los muebles eran de madera. En la mesilla había un canastillo con mis caramelos favoritos. En el escritorio un cuaderno como los que uso normalmente y unos estuches con todo el material de la marca que yo lo uso. La habitación tenía baño propio. Deshice el equipaje y encontré otra nota:
Estimada señorita Sara Torrijo:
Esperó que haya tenido un buen viaje y que la casa y su habitación sean de su agrado. Bajé al salón de la chimenea a las 13:30 y conocerá a sus compañeros y las reglas del juego.
Saqué el móvil y miré la hora. A demás de descubrir que debía bajar ya descubrí que no había cobertura ni WiFi. Al salir al pasillo escuche una puerta cerrándose y me encontré con Marcos.
-Hola Sara, parece que somos vecinos de habitación.
-Sí, es verdad. ¿A ti también te han puesto tus chuches favoritas?
-Pues sí, en la mesilla. Y también el cuaderno y el material que uso
Bajamos las escaleras y yo me tropecé, bajando rodando un par de escalones. Me levante muerta de vergüenza mientras Marcos se reía.
-Soy un poco torpe.
-Ya me he dado cuenta.
-El salón de la chimenea será este ¿no?
-Supongo.
El salón era enorme, como todo en la casa. Tenía una chimenea que debido a que era verano estaba apagada. No estábamos solos. Otros jóvenes estaban sentados en unas butacas granates y a juzgar por las dos butacas vacías, éramos los últimos. Una de ellas tenía un cartelito con mi nombre. Cuando nos sentamos apareció un hombre de una puerta hasta entonces oculta.

- Buenos días señoritos y señoritas. Todos ustedes tienen algo en común, han sido cuidadosamente seleccionados para participar en mi gran juego. Este consiste en diversos misterios ocultos en la casa y sus alrededores. Por equipos deberán resolver todos los que encuentren. Los equipos ya están formados y sus miembros se revelaran más adelante. Las reglas del juego son sencillas. Como habrán comprobado no hay WiFi ni cobertura. En la casa hay ordenadores para consultar internet pero está prohibido el contacto con el exterior. Recibirán ayuda con los misterios, premios por los avances y castigos por ser malos niños. Es posible que no me vuelvan a ver. Ahora en el respaldo de sus sillas encontrarán una pieza de puzzle, las piezas del mismo color forman un equipo. Junten se y tomen se su tiempo para conocerse. Bienvenidos

Todos nos giramos para buscar nuestra pieza. La mía era de color blanco. Mientras tanto el misterioso hombre, llamemos lo Pepe, había desaparecido. Busqué a mis compañeros de grupo y entre ellos cuatro reconocía a Marcos. Nos juntamos todos y nos presentamos:

-Hola soy Sara, tengo 18 años y soy estudiante de magisterio. Soy de Zaragoza y me gusta mucho leer.

-Hola soy Marcos, tengo 18 años y soy estudiante de medicina. También soy de Zaragoza y me encantan los acertijos.

-Hola soy Alba, tengo 19 años y estudio peluquería. Soy de Madrid y me apasiona dibujar.

-Hola soy Víctor, tengo 17 años y estudio en el conservatorio violonchelo. Soy de Granada y mi vida es la música.

-Hola me llamo Juan, tengo 21 años y trabajo de mecánico y a veces soy un poco violento.

No nos dió tiempo a nada más porque una mujer no invitó a pasar a comer al comedor. Me senté con mis compañeros y estuvimos hablando. Después de comer un camarero nos recomendó ir a dormir la siesta y nadie se atrevió a hacer lo contrario. Me tumbe en la cama y puesto que no sé echarme la siesta reflexioné sobre todo lo que sabía a cerca de mis nuevos amigos.

Marcos es de Zaragoza al igual que yo pero vivimos en zonas diferentes y nos movemos por zonas diferentes. Es hijo único y no tiene mascotas. Comparte piso con unos amigos. Le gusta jugar a fútbol pero no verlo en la televisión. No tiene novia. Tiene el pelo castaño y los ojos marrones. Es alto y musculoso.

Alba es un poco más mayor que yo. Tiene una hermana pequeña y vive con sus padres. Es muy femenina. Le encanta arreglarse o ir de compras. Le gusta mucho pintar y a veces expone en una galería para aficionados. Es bajita y tiene el pelo oscuro aunque creo que se tiñe. Lleva uñas postizas y va muy maquillada. Tiene un novio que ella considera maravilloso y muchas amigas.

Víctor es el más joven. Lleva tocando el violonchelo desde los 8 años y este año conseguirá la titulación. Vive con sus padres que también son músicos. Es muy alto y de niño jugaba al baloncesto.
Es un amante de los animales y tiene tres perros. Tiene el pelo oscuro, muy corto. Es muy delgado y un tirillas. Es alérgico a casi todo y da la impresión de no haber tenido muchos amigos al igual que yo.

Juan es el más mayor. Vive con su tío porque sus padres perdieron su tutela. Fuma y es experto en meterse en peleas. Tiene un tatuaje en el brazo y puede que alguno más. Trabaja como mecánico en el taller de su tío. No tiene novia pero cuando lo necesita se lía con alguna. Tiene una moto y un perro. Hace boxeo y lucha. No es bueno en los estudios. Es bajo pero muy musculoso y tiene el pelo en punta.

Jugando a detectivesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora