Carta 22.

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Diciembre 22, 2015.


12: 28 pm

Desperté de un sueño tranquilo, abrí los ojos lentamente y me levanté para ir al baño y tomar una ducha; cuando ya me había secado y vestido bajé a la cocina. Ahí vi a Max y a mamá tomando una taza de café, fue tan emocionante verlo que una vez que se había parado yo ya estaba abrazándolo. Charlamos los tres un rato y luego mamá le preguntó a mi novio sobre la fiesta.

"Es algo que hacen cada año mis padres" nos explicó "Solamente que este año pensé en invitarlas a ambas y a sus primos o familiares".

"No queremos ser una molestia" dijo de pronto mi madre.

"No lo serán, mis hermanos, sus amigos, nuestro primos y conocidos también estarán ahí, es una fiesta con muchas personas y mis papás están de acuerdo en aceptar más gente" le sonreímos y mi mamá asintió con la cabeza.

"De acuerdo, cuenta con nosotros".


11:46 pm

Max y yo fuimos a hacer nada, platicamos, reímos y nos molestamos, le agradecí por el día de ayer; querido Louis, ya te extrañaba. No hicimos muchas cosas, realmente nos extrañábamos pero en ese momento no teníamos nada que hacer, así que decidimos llamar a algunos amigos.

El resto de día fue bien, me sentía a gusto y feliz, no me había sentido tan bien en un par de semanas, las cosas iban bien, me gustaba esto de ser novia de Max y de haber recobrado algo de nuestra amistad, quizás un día podamos volver a ser tan amigos como antes, extraño mucho hacer nuestras locuras, pero seamos sinceros, Louis, aunque nos reunamos, nos hablemos de nuevo y dejemos de mirarnos como si fuera imposible volver a tener la misma amistad, sabes perfectamente que nunca será lo mismo, lo arruinamos, no solamente tú, no solamente yo, fuimos ambos, yo por no evitarlo y tú por no entender ni dejar que te explicara nada, quizás ya nada de lo que digamos sirva de algo, ahora ella está en mi lugar, y aunque nunca habrá nadie más en el tuyo, sé que aunque algún día podrá ser igual que antes mínimo unos minutos, sabemos que no soportaremos eso tanto tiempo, los recuerdos, las lágrimas y alegrías, los juegos, las charlas hasta las cuatro de la mañana, no volverá a pasar, lo sabes, lo sé. Aún tengo la duda de qué piensas sobre todo esto, aún me carcome la mente ese algo que me da curiosidad de qué sentiste en ese momento, aún está ese gusanillo picándome para pensar en cómo habría sido si nunca hubiese pasado nada malo entre tú y yo, entre nosotros tres.

Pero ¿sabes algo? A veces me dan ganas de regresar en el tiempo y nunca haberla incluido en nuestra amistad, creo que ese fue mi error, dejar que se nos uniera. Pero el tiempo es tiempo, nadie lo controla y debemos hacer lo que dicta, no podemos regresar como si fuera una película en internet o como si fuese un libro escribiéndose en una computadora; las cosas son así, y creo que las acepto, ya me voy acostumbrando.


Atentamente: Maggie.





Cartas Nunca Dadas (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora