Prólogo.

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//Jungkook//

Estoy en la sala de espera del psicólogo. Hoy no está por aquí aquel chico en el que me fijo, seguramente sea que viene a una hora diferente a la de siempre.

Siempre que vengo le veo en el mismo sitio sentado, escribiendo algo que de verdad me gustaría leer. Nunca me he atrevido a hablarle porque da la impresión de que no quiere tener amigos.

Me llamó la atención desde el primer día en el que lo vi, parecía que lo había pasado muy mal y que no quería volver a vivir otra vez aquella experiencia. Igual por eso era por lo que no se acercaba a nadie.

Mientras estaba pensando, dijeron mi nombre en la lista para que pasara al psicólogo. Hoy no estaba de muy buen humor así que espero que no me de demasiado la lata, él ya sabe que me irrito con facilidad y el día de hoy estaba mosqueado con todo.

Acudo aquí desde hace ya casi 4 años, desde que ocurrió un incidente en mi casa que hizo que le tuviera fobia al fuego. Lo que ocurrió fue que mi maravilloso vecino se dejó la vitrocerámica encendida y resulta que las servilletas estaban justo al lado. Eso provocó un incendio no sólo en su casa, si no que tres pisos más abajo también. Él vivía en el ático y yo vivía justo debajo. Sólo habían 6 pisos, pero los dos primeros tuvieron suerte de salvarse a tiempo. Mi familia y yo lo notamos antes por el olor que desprendia su casa, acababa de meterme en la cama y no pude coger nada antes de salir corriendo por la puerta. Vimos desde la calle como nuestro piso ardía en llamas, todas mis cosas, mis libros, mis peluches, absolutamente todo.

Entré a la sala con pocas ganas y me senté.

-Buenas tardes, señor Kim.- Saludé. Mi psicólogo era bastante famoso, todos en Seúl conocían a Kim Seokjin.

-Hola, Jungkook.- Él parecía estar de buen humor. Estoy seguro que con mi saludo seco se dio cuenta de que hoy yo estaba mosqueado.

En todos estos años nos hemos vuelto muy amigos, y creo que dentro de poco dejaré de venir aquí. Ya me ha dicho que he mejorado mucho estos años. Siempre quedarán las secuelas de siempre, los cambios de humor. Pero al menos ya no me echaba a llorar cuando pensaba en aquello que pasó. Lo recuerdo como algo malo, pero es el pasado y no voy a permitir que repercuta en mi presente.

-¿Qué tiene hoy para mí?- Siempre le he hablado de usted, me da bastante respeto.

-Solamente hablaremos de cómo llevas el día a día y de tu vida social. Sólo te queda un mes para terminar la terapia, creo que ya estás lo suficientemente mentalizado para vivir como cualquier persona.- Me dijo hablando tranquilamente, sin hacer apenas ruido y acabando con una sonrisa.

-Está bien.- No tenía demasiadas ganas de hablar la verdad, pero a eso es a lo que se viene aquí.

Me dispuse a contar qué tal me iba en la universidad. Este era mi primer año allí, me iba bien la verdad. Tenía buenas notas, no matrícula de honor, pero sacaba mis seis y sietes. La verdad es que me esforzaba bastante.

En cuanto a mi vida social, tenía buenos amigos con los que pasaba algunas tardes el fin de semana, la vida universitaria era difícil de llevar y no podía quedar demasiado.

La hora pasó amena, salí y pasó adentro una chica que creo que se llamaba Andrea. Me han dicho que es la peor que trata Seokjin, y que es muy difícil de entender porque no habla nuestro idioma. Dicen que es una pirómana y que quemó el coche de su padre. Sólo de verla me da miedo.

Cuando salí vi al chico de siempre, y decidí que si mañana seguía allí que le hablaría por primera vez.

Help me || VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora