La Chica Que Creyó

Capítulo 4. Nuevo Cerebrito

   Significado de "Cerebrito" en la vida de Paulet:

 ser el "haz me reír" en el Instituto para los 

 depravados que lo habitan por ser más 

 inteligente que ellos

"I am a lost boy, from Neverland, usually hanging out with...."

-Peter Pan...- completó la canción que provenía de su teléfono celular, dando la noticia que era momento de despertarse e ir al Instituto, "yupi".

Misma rutina: ducha, ropa, cabello, dientes, zapatos, libro, mochila, iPod, audífonos, caminar hasta el comedor, tomar las llaves, abrir la puerta, salir, colocarse audífonos, dar play la música, bajar escaleras, caminar.

Siempre es todo rápido. Incluso cuando cepillaba su cabello- solo deshacía los nudos temporalmente. Nunca le vio sentido a hacerlo si en cuanto se secaba regresaban- y: ¡listo!

Mientras caminaba se secaba y dos metros antes de entrar a las instalaciones, lo amarraba en una cola de caballo y ¡bienvenido estilo nerd-emo! –bueno, así llamaban su "estilo" por siempre cubrirse el perfil izquierdo pero ¿qué culpa tenía de que así se acomodara? La naturaleza reclamaba ser así y no quería disgustar a la naturaleza de su cabello y tardar media hora en intentar hacerlo para atrás.

Es muy gracioso como estereotipan a diestra y siniestra. Resulta ser, que si eres diferente, eres raro. Un "friki". Pero no notan que, todos ellos, son iguales. Piensan igual, se visten igual, hablan igual. Y si todos vamos a ser iguales ¿cuál es el propósito de que existamos? O, para que los que pertenezcan al montón entiendan ¿cuál es el propósito de que Louis Vuitton y Gucci saquen más de tres colecciones diferentes de invierno, si Britney Spears va a usar las de Victoria's Secrets y todos van a usar esas?

No entiendo mucho de lo que dije y no estoy muy segura de que tenga mucho sentido... Pero espero haberme dado a entender por lo menos un poquito.

Siempre se le hizo extraño pensarlo. Lo único que conseguiría si se los decía de frente sería una cara de perrito confundido. Aunque se vería patético en ellos, y no tierno, como en un perrito.

Tomó asiento en la banca de siempre situada a unos cuantos metros del Instituto, miro su reloj. 6:20. A las 6:50 tenía que estar entrando. Tiempo perfecto para una pequeña lectura.

No, tranquilos, no estaba leyendo mi Peter Pan. ¿Qué dices? ¿Un libro juvenil? Buen intento, pero no. Mary Poppins de Pamela Travers.

Siempre que leía ese libro, recordaba lo difícil que le fue a Walt Disney convencer a Travers para que le vendiera los derechos y pudieran hace la película. Pero, gracias a la dedicación de Disney, ahora tenemos en el arte del cine, a la niñera que todo niño quiere tener.

-Capítulo 1. El viento del este.

>>Si queréis encontrar la calle del Cerezo, lo único que tenéis que hacer es preguntar al guardia que hay en el cruce. Cuando lo hagáis, se ladeará un poco el casco, se rascará pensativamente la cabeza y, señalando con un enorme dedo, enfundado en un guante blanco, os dirá:

>>—La primera a la derecha, luego la segunda a la izquierda, después otra vez a la derecha, y ahí está. Buenos días.

Dato curioso: la voz que recita el inicio del primer capítulo, no es mía.

Dio un pequeño salto en su lugar y cerró el libro de golpe.

-Tranquila, no soy ningún ladrón, violador o acosador- dijo una voz masculina proveniente de su lado izquierdo-. Solo soy un chico normal que va de camino al instituto y vio a una chica con un ejemplar de uno de mis libros favoritos y decidí recitar el primer capítulo.