Capítulo 8. Mini Tour

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Significado de "Leucemia" en la vida de  

Paulet: Terrible enfermedad (¿para quién 

no?) que hace que la traten diferente.


Paulet había tenido dificultades para dormir pues no podía dejar de pensar en aquella acción (que pude haberse considerado suicida teniendo en cuenta que no solo era una persona que se ejercitaba como si fuera de vida o muerte. Eran tres chicos que se ejercitaban como si fuera de vida o muerte) que había hecho por ella. El chico que había despreciado tanto. El chico en el que había hecho todo lo posible para mantener lejos. Y sin importar todo esto, la seguía buscando. Esa oportunidad que le había pedido, la tenía más que merecida.

Ahora, teniendo en cuenta que no pudo dormirse hasta las cuatro de la mañana (aproximadamente) podrán perdonarle que a las diez de la mañana que Caroline había ido a despertarla, lo único que Paulet quería era que se fuera y la dejará dormir hasta las tres de la tarde pero claro, no fue así.

-Paulet, despierta. Tienes visitas- insistía Caroline una y otra vez mientras zangoloteaba a la chica por el hombro.

-Cinco minutos más...- fue lo único que Paulet llegó a contestar.

Uno o dos minutos después, Paulet había soltado y se levantó arrastrando los pies y apenas abriendo los ojos se dirigió a la sala.

-Pero que energía tienes esta mañana- dijo la voz de... ya se imaginaran quien.

-¿Qué haces aquí? Es demasiado temprano para ver tu tonta sonrisa.

-¡Paulet!- reprimió Caroline.

-¿Qué? No es nada que no le haya dicho antes- se encogió de hombres-. ¿Qué quieres?

-Tú y yo, vamos a ir a dar un paseo.

-No quiero. Hagamos eso mañana- declaró Paulet dando media vuelta con toda la intención de regresar a su habitación pero claro, como era de esperarse, el chico la tomo de la mano.

-Parece que tuviste una noche difícil- dijo con la sonrisa tonta de la cual ya me estoy cansando narrar.

Ni que lo digas –pensó Paulet.

-Antes de hacer todo lo que tengo planeado, iremos por un café.

-Pero no quiero ir- continuó Paulet como niña de cinco años que no quiere ir a una reunión familiar o algo así.

-Anda. Ve a ponerte algo para salir, aquí te espero.

-¡Ahhh!- exclamó/gruñó la chica regresando a su habitación arrastrando los pies.

-Y abrígate, la temperatura está muy baja.

-Ajá-contestó Paulet antes de desaparecer en su habitación.

-Más vale que este "recorrido" tuyo valga la pena mis horas de sueño- dijo Paulet una vez estaban fuera del edificio y se encaminaban a una parada de camión que los llevaría a una cafetería que estaba muy cerca de su destino.

Claramente, Paulet no sabía eso y solo seguía a Evan pero, ese era el plan.

-Lo es. Créeme.

Después de dos minutos de caminar, se sentaron a esperar que llegara su transporte del día. Y no fue hasta ese momento que Paulet miró a Evan y notó otra vez las marcas y moretones en la cara del chico que, sorprendentemente caminaba como si nada y, siendo honesta, todo eso que le había causado, le quedaba muy bien.

La Chica Que CreyóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora