Capítulo 9 Parte 1. Plan A y B

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Significado de "amigos" en la vida de

 Paulet: No tiene significado alguno pues a las

 pocas personas que les ha dado la oportunidad, 

la hieren.


Antes de empezar, les voy a explicar cómo es está parte: hoy, vamos a estar siguiendo a Evan por cierto tiempo y luego regresaremos con Paulet. Veámoslo como que le damos el control a la mente de Evan (básicamente es así) por un determinado tiempo. Sin embargo, cada que se hable de algo que se refiera al chico, en vez de decir "su" será presentado como "de Evan". ¿Por qué...? Pues, porque... porque... porque así lo mando yo.

¿Dudas? ¿No? Perfecto. Vamos a empezar.

Evan escuchó su alarma y la apagó sin tener que abrir los ojos; no había pegado ojo en toda la noche pensando en el error que había hecho y pulía su plan para arreglar su error.

-Buenos días, querido- dijo la madre de Evan en francés con su muy característica voz que era como un susurro.

-Buenos días- contestó Evan con desanimo.

-¿Te encuentras bien, hijo?- preguntó el padre.

-Sí. Solo estoy un poco cansado- respondió el chico.

El desayuno de la familia Stark-Bonheur siguió en silencio mientras Adam (el padre) leía el periódico y Dovev (la madre) veía una carpeta llena de cosas de la boda que se encontraba planeando.

Evan salió del edificio determinado a hablar con Paulet en cuanto la viera en el Instituto pero no contaba con que la vería en la banca que la vio por primera vez. Solo que estaba vez no estaba leyendo, simplemente estaba escuchando música.

Con los nervios consumiéndolo por completo, Evan se sentó a un lado de la chica que solo volteo a verlo por un par de segundo y regresó a ver a la nada.

-Hola- saludó Evan.

Paulet no volvió la mirada a él, no asintió en forma de saluda. Nada.

-Mira, en verdad lo siento- comenzó a decir Evan-. Sé que no debí haber dicho nada sobre... eso y mucho menos tratarte diferente pero, tienes que entender que esto es nuevo para mí – mentira-. Y yo... yo no tengo palabras para decirte lo mucho que lo siento y...

Mientras Evan hablaba, Paulet solo movía el pulgar sobre su iPod para subir y no dejo de escuchar. La música estaba tan fuerte, que Evan podía escucharla entonces dejo de hablar y se resignó a sentarse con ella y esperar a que fuera momento de retomar el camino al Instituto.

Toda la mañana, Evan estuvo –prácticamente- detrás de Paulet e intentando llamar su atención. Solo hubo un momento en el que la pierdo de vista y esto fue porque alguien lo jaló.

-Hola, Evan- dijo Mercedes con una mano en el brazo del chico.

-¿Qué tal?- contestó con una rápida sonrisa sin mostrar los dientes mientras seguía a Paulet con la mirada.

-Lamento mucho lo del viernes. Todo se salió de control- siguió diciendo Miss Silicón.

-Parecía que todo estaba perfectamente organizado.

-Solo era una bromita. No se suponía que alguien saliera lastimado.

-Claro. Fuera planeado así o no, varios salimos lastimados.

La Chica Que CreyóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora