El castaño se encontraba detrás del mostrador, limpiando este con un pañuelo y un liquido transparente que desprendía un olor a pino.
La cafetería estaba relativamente vacía, a excepción de tres o cuatro jóvenes que aprovechaban el Wi-Fi para investigar o hacer tareas. Eso no era nada raro.
Además, a esa hora era muy normal que no hubiera mucha gente. Él lo agradecía, así tenía tiempo para hacer otras cosas.El sonido de la campana al abrirse la puerta no pasa desapercibido para él, ni para nadie cuando vino acompañado del grito nada masculino,–a su parecer– del que era su mejor amigo. Hizo una mueca al verlo apoyado en el mostrador tan jadeante. Continuo limpiando mientras el contrario recuperaba el aire.
—¡Stiles! —volvió a gritar el moreno. Lo que fue claramente innecesario al considerar que estaban a escasos 20 centímetros.
—Scotty, ¿es el día mundial de dejar sordo a tu mejor amigo y yo lo desconocía? —dejó el pañuelo de lado mientras se sentaba en un banco y acomodaba sus codos en la superficie de madera, apoyando su mentón entre sus palmas a espera de que el contrario comenzara a hablar sobre la razón de su visita.
El contrario hizo un gesto de indignación antes de formar un pequeño puchero. —No grite tan fuerte...—se excuso causando la risa de su amigo.
—Claro que no, solo rompiste mis tímpanos. —rodó los ojos para después fijar su mirada en el chico frente a él. —¿Qué sucede, Scott?
Pareció recordar la razón de su visita, porque segundos luego un gran sonrojo cubrió duda rostro. Eso se gano la curiosidad del de piel pálida. —Y-yo...-comenzó indeciso. Tomó una bocanada de aire antes de continuar con clara vergüenza. —Isaac y yo fuimos a la biblioteca... y encontramos algo. Él insistió en leerlo, y pues...—dejó de hablar mirando al castaño con un sentimiento difícil de descifrar.
Scott sacó de su mochila una bolsa de papel, la cuál colocó sobre el mostrador. Mirando a todos lados,–como si estuviera traficando alguna sustancia ilícita– se la pasó a su amigo. Incitándolo a ver su contenido.El de ojos avellanas alzo una ceja, postrando su vista en lo que quiera que fuera aquello. —¿Scotty...? —le miró con claro extrañamiento.
—Solo mira dentro, hermano. —dijo con cierta incomodidad. El contrario asintió con lentitud.
Palpó la bolso, sintiendo la pasta dura de la tapa de lo que obviamente era un libro. Algo más tranquilo, pero con cautela abrió la bolsa y metió su mano despacio. Cómo esperando que fuera una broma. Atrapó entre sus largos dedos el borde del libro y lo sacó lentamente.Lo que vio lo dejó mudo. Literal.
En lo que era la portada se podía apreciar un dibujo hecho a mano de dos hombres. Besándose. Desnudos. Teniendo sexo.
Lo que llamó más su atención no fue ninguna de las cosas que hacían,–bueno, la verdad si– sino el hecho de que uno, el que "recibía" era muy, demasiado, parecido a él. Mierda, qué era él.
Una gran cantidad de sangre se acumuló en sus mejillas, y un calor inusual azotó su cuerpo. Desvió su mirada de la portada hasta su amigo, logrando solo abrir y cerrar varias veces su boca en busca de algo que decir.
Todos los clientes estaban inmersos en sus mundos. Un problema menos.—E-esto... ¿Qué demonios...? —Scott se encogió de hombros antes de comenzar a hablar.
—Isaac y yo lo encontramos en la sección de "Recién llegados", así que nadie más lo ha leído. Lo cual podemos agradecer considerando su... contenido. —llevó su mano hasta su nuca, rascando esta en un gesto nervioso.
—¿C-contenido...? —cuestionó claramente aturdido. Su amigo solo asintió y murmuró un "léelo".
Dejó escapar un bufido mientras miraba de nuevo la portada del libro. Decidió hacer lo que su amigo le dijo.
Abrió éste con miedo, como si algo fuera a saltar encima de él y devorarlo.
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Pervertido. |Sterek AU|
FanfictionEsta es una novela chicoxchico. Si no te gusta te pido amablemente que no la leas y te retires, y dejes a los que si les gusta disfrutar su lectura. Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Jeff Davis. Solo los tome prestados por un ratito...