Capítulo 10

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  Ambos permanecieron frente a frente, sin pronunciar palabra alguna durante de un par de segundos hasta que el sonido del celular de Johnny destruyó por completo el momento...
_Es Sabrina seguro – dijo Ivette fastidiada, sentándose en el mismo lugar donde había estado Johnny hacía unos minutos.
_ No – contestó él – Es tu padre – dijo Johnny abriendo los ojos para luego dar un par de pasos lejos de Ivette con el objetivo de que no escuchara la conversación. Ella solo podía ver como Johnny asentía una y otra vez, murmurando, sin alcanzar a oír siquiera una pequeña frase de la conversación, la cual duró un par de minutos – Julián llega mañana – dijo Johnny, así era como se llamaba el padre de Ivette – Quiere conversar contigo – hizo una pausa – Es mejor que vayas a dormir – dijo Johnny observando su celular para evitar mirar a Ivette, ni él mismo podía creer lo que le había dicho hacia un par de minutos.
_ Como quieras – dijo Ivette desganada. Se fue sin despedirse de Johnny, no lo veía indispensable, es mas, se había olvidado del breve momento con el padre de su amiga, solo pensaba en la conversación que le esperaría con Julián. Miles de dudas en su cabeza que se desvanecieron con el sueño que fue invadiendo su mente poco a poco hasta vencerla y caer en uno muy profundo.
_ Ivette! – decía Luisa mientras entraba a la habitación de la muchacha, ya había amanecido – Son casi las once de la mañana, hace mucho debiste de haberte despertado – decía Luisa mientras abría las cortinas de la habitación.
_ Es sábado – se quejó Ivette tapándose aún mas con el cubrecama.
_ Levántate – dijo Lily Rose entrando intempestivamente en la habitación de su amiga para inmediatamente acercarse a la cama de ella y quitarle el cubrecama de un solo jalón – Sabrina está por venir, no me dejes sola abajo – dijo Lily Rose en tono de súplica.
_ Debiste de haberme dicho eso desde el principio – dijo Ivette parándose de golpe de su cama. Luisa bajó para empezar con las labores del día mientras Lily Rose esperaba a que Ivette terminara de arreglarse. Cuando por fin terminó, ambas bajaron. Apenas estaban por las escaleras y ya podía verse a Johnny sentado en la sala, tomando una copa de vino. Cuando él se percató de la presencia de ambas, no dudó, inconscientemente, seguir con la mirada a Ivette, algo raro empezaba a suceder en aquella casa, o por lo menos en la mente tanto de Johnny como de Ivette, aunque la cordura de ambos les impedía admitirlo. Ambas muchachas estaban por bajar el último escalón cuando de pronto se abrió la puerta principal de la casa, era Sabrina...
_ Buenos días – dijo ella con una gran sonrisa en el rostro – Me encontré con alguien afuera – decía ella mientras sacaba la llave de la puerta de la casa a la vez que Johnny se acercaba a la puerta – Tu amiguita lo debe conocer muy bien – agregó Sabrina mirando fijamente a Lily Rose.
_ Julián? Qué haces acá? – preguntó Ivette confundida. Era su padre, quien no hizo caso a su pregunta pues hacía tiempo que no veía a Johnny, correspondía un abrazo después de tantos años.
_ No nos vemos durante tres meses y siquiera se te ocurre preguntarme como estoy? – preguntó Julián acercándose a Ivette.
_ Veo que estas bien así que esa pregunta es irrelevante – contestó Ivette. Era notorio que ella le guardaba cierto resentimiento a su padre, al cual siquiera podía llamarlo de otra manera sino tan solo con el nombre. Quizás sería porque a partir de que se mudaron y su padre alcanzó la cumbre en los negocios que manejaba, los momentos familiares cada vez eran mínimos, hasta que como era predecible, su familia se desintegró. Ella pasó a vivir con su madre, quien consiguió un nuevo compromiso nada apetecible ante la vista de Ivette.  


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