Capítulo 29

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  _ Señor Depp, señor Depp – dijo el conserje del hotel tratando de alcanzarlo en las escaleras pues Johnny ya subía a la habitación junto a Ivette.
_ Qué sucede? – preguntó Johnny curioso ante la insistencia del hombre.
_ Le han llamado y dejado infinidad de mensajes – dijo el conserje tratando de retomar el aire que había dejado escapar en su afán de alcanzar a Johnny.
_ Mensajes? – preguntó Johnny confundido – De quién se trata?
_ La señorita Sabrina Abans – dijo el Conserje.
_ Sabrina? – preguntaron en unísono Ivette y Johnny – Y qué decía en los mensajes? – preguntó Johnny.
_ Quizás podría resumirle todo lo dicho si es que observara esta foto – dijo el conserje entregándole el periódico del día donde aparecía él en primera plana, besando a Ivette, y otra foto donde ella lo alejaba de ella.
_ Maldita sea! – se quejó Johnny tirando el periódico a un lado para empezar a subir las escaleras furioso, Ivette iba detrás de él sin pronunciar palabra alguna, sabía del estado en que él se encontraba.
_ No me pueden dejar tranquilo? No puedo tener una maldita vida privada? – preguntaba Johnny a sí mismo entrando en la habitación mientras Ivette cerraba la puerta – Estoy cansado de esto! – se quejó sentándose en su cama.
_ Cálmate por favor – le dijo Ivette en tono dulce.
_ Cómo me pides eso? – preguntó Johnny levantando la vista a ella que estaba arrodillada frente a él – Qué le diré a tu padre? Qué le diré a Sabrina? Qué diablos diré cuando una ola de periodistas se me venga encima? – preguntaba.
_ Cuándo te han importado los periodistas a ti? – preguntó Ivette sarcásticamente – Y si se trata de mi padre y Sabrina, puedes decirle lo mismo que me dijiste a mí hace una hora – dijo ella sentándose sobre Johnny – Ahora sí, podemos estar solos y olvidarnos del mundo? – preguntó ella acercando su rostro al de Johnny.
_ No me pidas imposibles – dijo Johnny.
_ Era imposible que nos enamoráramos no? – preguntó ella sonriendo.
_ Pero...no es lo mismo...-decía Johnny antes de ser silenciado con un beso de Ivette, un beso que hacía que Johnny cayera muy lentamente sobre la cama esperando el momento exacto para dejarse llevar como lo esperaba desde hacía tiempo, al parecer, igual que Ivette pues ella no dudó ni un segundo en quitarle aquella camisa negra que Johnny llevaba puesta, así como Johnny no dudó ni un segundo en poner a Ivette debajo de él en un rápido movimiento. Poco a poco las caricias fueron quitando la poca timidez que aún quedaban en ambos, quitando tanto la timidez como las ropas que ambos llevaban, y fue así que tanto Johnny como Ivette se dejaron amar de la mejor manera posible, ambos cuerpos ya entrelazados, llegando lentamente a la locura por el momento, recorriendo uno el cuerpo del otro con los labios, amándose despacio tratando de perdurar el momento, sin decir palabra alguna pues era el momento donde las acciones decían mas, devorándose con los besos, quemándose con el calor del ambiente, calor que se desprendían de ambos cuerpos que no daban el menor interés por separarse, solo tenían como deseo en el momento el seguir unidos el uno con otro, formando un solo ser, exhalando gemidos de placer para saber cuanto es que disfrutaban la escena que aguardaban desde hacía tanto y que ya no podían seguir tratando de ignorar – También tengo que explicarle a tu padre esto? – preguntó Johnny sonriendo mientras Ivette se acomodaba sobre su tibio pecho – Segura que no eres menor de edad no? – preguntó Johnny fingiendo seriedad a la vez que miraba fijamente a Ivette.
_ Creo que a estas alturas, esa pregunta ya no viene al caso – contestó Ivette abrazando fuertemente a Johnny, mientras este besaba la frente de ella dulcemente.
_ Tienes razón – dijo él – Viene al caso decirte que te amo? – preguntó Johnny acercando sus labios a los de Ivette para saborearlos una vez mas pero, en ese instante sonó el teléfono en la habitación – Que no conocen la palabra privacidad? – se quejó Johnny fastidiado pues habían roto sin querer el momento.
_ Contesta – le dijo Ivette – Seguro es tu noviecita francesa – agregó con ironía.  

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