_ Claro pero, eso sería en el caso en que quisiéramos que fueras – dijo Lily Rose saliendo de la casa.
_ Y acaso no quieren que vaya? – preguntó Sabrina rodeando su brazo con el de Johnny.
_ Debemos contestar realmente eso? – preguntaron en unísono Ivette y Jack mientras Luisa trataba de ocultar su risa.
_ Bueno, soy la novia así que debo ir, no lo crees amor? – le preguntó a Johnny a la vez que le sonreía, sabía que él no podía negarse a su buena voluntad.
_ No sé que decidan los demás – contestó un titubeante Johnny mientras observaba con miedo la respuesta de los demás que ya esperaban en el auto y obviamente moviendo la cabeza en forma negativa.
_ El que calla otorga – dijo Sabrina al no escuchar respuesta – Voy siguiéndolos, les parece? – preguntó ella tratando de acoplarse al momento.
_ Has lo que quieras – contestó Lily Rose sin ocultar su fastidio. Johnny abrió los ojos pidiéndole paciencia frente a su novia. Todo el camino fue de quejas y mas quejas a Johnny, Luisa tratando de calmar la situación, Ivette cambiando la estación de la radio a cada instante para luego voltear a ver a la mujer de cabellos negros que iban al viento por estar al mando de un convertible, de piel blanca como la leche, que cubría sus ojos bajo unos lentes negros, una mujer llamada Sabrina, que se apareció en el momento menos esperado...
_ Papá – dijo Lily Rose – Si aceleras, quizás la perdamos – agregó ella acompañando a su pedido la clásica carita de pena.
_ No la molestes mas por favor – contestó Johnny sonriendo a la vez que observaba como Sabrina trataba de arreglarse el cabello por el espejo retrovisor.
_ Déjala Lily – intervino Ivette – Al parecer, a tu padre le empieza a molestar que la fastidies tanto, por qué será? – preguntó en doble sentido haciendo con esto que Johnny la observara por el espejo retrovisor, un corto intercambio de miradas entre dos, del cual fue testigo Luisa.
_ Es mejor que sigas mirando al frente Johnny, podemos chocar – dijo Luisa, despertando con esto a Johnny y regresándolo a la realidad. Al poco rato de esto, llegaron al hermoso campo, totalmente verde, por donde se viese, a lo lejos podía verse el mar, a penas pero, igual era notorio.
_ Debí de haber traído un peine por aquí – decía Sabrina luego de haberse estacionado al lado del auto de Johnny. Ahora se ocupaba de buscar aquel objeto en su pequeño bolso del que salían las cosas más inexplicables.
_ Tranquila – dijo Ivette acercándose a ella – Quizás por aquí haya un centro de belleza – agregó.
_ Y con la falta que le hace – murmuró Jack en complicidad con Luisa. Fue en ese momento que ella comprendió que la tarde que le esperaba no sería exactamente la mas confortable. Digamos que cambiarle el azúcar por la sal no era lo adecuado, tampoco el hacer que ella se pintara toda la cara con una línea negra al gastarle la famosa broma de la cual obviamente, Sabrina no tenía conocimiento; mucho menos se esperaba que tendrían que escalar un par de rocas, en tacos, a pedido de Ivette y Lily Rose, la tarde, no fue exactamente lo que ella esperaba pues, no pudo estar ni un instante con Johnny, él a toda hora se mantuvo con los muchachos aunque, debes en cuando recordaba que debía ayudar a su novia. Al regreso a casa las sonrisas complacientes relucían en cada rostro de los chicos y en el de Luisa...
_ Un día excelente – dijo Jack bajando del auto a la vez que se estiraba – Qué te pareció a ti? – preguntó sarcásticamente.
_ Excelente – contestó ella fingiendo una sonrisa – Excelente – agregó una vez mas.
_ Excelente fue que se cayera cuando se le rompió el zapato – dijo Luisa empezando a reír contagiosamente y, ganas no le faltaba a Sabrina de mandarla al diablo pero, como le había dicho a Johnny que había cambiado así que no había manera de silenciar sus burlas.