Capítulo 10.

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Ella:

-¿Alex?- pregunté acercándome a Tamy lentamente.

-Mi crush idiota.- dijo resoplando.

Sabía que era su crush.

-¿Y te rompió el corazón 32 veces?.- dije sentándome al lado suyo

-Si, aunque... -rió entre dientes- Quizás hayan sido más, pero esas 32 fueron las más fuertes.

Oh...

-Y supongo que Alex tiene mucho que ver con que hoy te hayas pasado de copas.

Ella rió borracha y amargamente.

-¿Sabes qué pasó? -supiró lentamente- Había un chico en la dichosa cena... Parecía amigable y hablamos... Y tomamos un par de copas.

-¿Y...?

-Y... me pidió mi número -dijo sonriente- ¿Y sabes qué le dije?

Negué con la cabeza y la miré expectante.

-Le dije: "Lo lamento, tengo novio y se llama Alex."

No estoy segura si ella rió o sollozó, después de decir eso.

Creo que hizo ambas.

Enarqué las cejas sorprendida.

-¡¿A él qué diablos le estará importando si tengo novio, o su nombre?! Quizás sólo quería ser mi amigo. -dijo incorporándose.

-Quizás...- logré decir.

-Soy estúpida.- dijo volviendo a desplomarse en mi cama- Muchas lágrimas mías han sido causadas por él, desde hace 3 años.

La miré sorprendida, no sabía qué decirle.

Alex no era solo su crush, ella (lamentablemente) estaba enamorada de él.

¡3 años!

-Es mucho, mucho tiempo.- murmuré.

-Demasiado y tormentoso.

Me miró y sonrió.

-Sé que quieres escuchar cómo es que empezó esto.

-Si, pero estás borracha y debes descansar.

Ella rió.

-Eso se quita con una ducha. -dijo parándose tambaleante- Puedes ir pidiendo una pizza

Rodé los ojos.

Tamy se dirigió hacía el pequeño balcón que daba hacia la casa de al frente.

La casa de Jesús.

Rápidamente la seguí. Ella estaba caminando tambaleante y en cualquier momento podría caerse.

Ella se encontraba riéndose cuando la alcancé.

-Este no es el baño, Tamy.

-Lo sé -dijo- ¿Sabes quién vive ahi? -me sonrió picaramente.

Rodé los ojos.

Tamy de seguro lo sabía, obviamente. Jesús es su mejor amigo.

Con razón la vez que vino veía alegremente hacía su casa.

-Sip, lo sé.

Ella me miró con una gran sonrisa.

-El destino los quiere juntos. -dijo cautivada- Al igual que yo.

Volvió a reír y se dirigió hacia mi cuarto caminando de la misma forma.

La seguí y saqué de mi ropero una de mis pijamas.

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