Capítulo 12.

58 2 1
                                    

Ella:

-¡¿Qué diablos haces aquí?!- grité.

En sí, fue un intento de grito.

-¡Shh! No vayas a gritar.- siseó él aún con su mano sobre mi boca.

Lo fulminé con la mirada.

Esto estaba mal, más que mal.

Las posibilidades del por qué estaba aquí... No eran buenas.

Dios santo.

Las posibilidades no eran nada buenas.

Puse mi mano sobre su muñeca y la moví bruscamente.

Tomé la almohada en la que estaba recostada antes y comencé a golpearlo.

Fuerte.

Él se retorció y en un mal movimiento cayó de mi cama.

Entonces estallé en risas, pero rápidamente me callé poniendo ahora yo una mano sobre mis labios.

Con unos bruscos movimientos él volvió a posicionarse junto a mí, lo cual me trajo de vuelta en mí y el instinto asesino volvió.

Alcé nuevamente la almohada para golpearlo, pero él me detuvo tomándome de las muñecas.

Eso hizo que diera un gritito ahogado.

Él me miró con las cejas levantadas y rió suavemente.

-No voy a hacerte nada malo, Ángelus, por Dios, eso fue muy agresivo.

Todo en su rostro, mostraba diversión.

No le veía la gracia, mi corazón iba a mil por hora.

Y quería golpearlo.

-¡Responde mi pregunta entonces!.- sentencié.

-¿Qué pregunta?- dijo él bajando mis muñecas.

Me iba a volver loca.

-¿Qué haces aquí?- mascullé.

Él se recostó cómodamente al lado mío.

-Vine a conversar contigo.

Ese instinto asesino en mí me gritó que le borrase la sonrisita que tenía en los labios.

-¿Conversar?- pregunté al borde de volver a tomar la almohada.

Él asintió, lo que hizo que se me pusieran los nervios de punta.

-¿¡Ahora?!

Él volvió a asentir.

-¿¡Aquí!?- mascullé señalando mi cama.

A este chico le faltaba una docena de tornillos.

Él volvió a asentir frescamente.

Entonces me enojé aún más.

-¡Responde con palabras!- exigí.

Él volvió a reírse y asintió.

-De acuerdo, tranquila, Ángelus.

Lo fulminé con la mirada y él se limitó a ladear un poco la cabeza sin dejar de sonreír.

-No es como que vayamos a hacer algo malo.- su vista recorrió mi nada iluminada habitación- Digo, si no quieres.

Mi boca se abrió totalmente; indignada, volví a tomar la almohada dispuesto a llenarlo de plumas.

Él se echó a reír, su risa fue ronca e hizo que me estremeciera.

-Ángelus, sólo quiero conversar contigo.- dijo mirándome sincero.

Different.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora