Capítulo 3.

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Ella:

Cuando el profesor se perdió indicándonos la importancia del gráfico de planificación, Jesús me contó la extraña historia de su extraño sobrenombre.

Que era bastante extraña, e ilógica de cierta forma.
Nos la habíamos pasado hablando en lugar de poner un poco de atención.

Para cuando terminó la clase, tomé mi mochila y salí del salón con dirección a mi casillero. Tampoco me despedí ésta ocasión.

Sólo me dí vuelta una vez y vi a Jesús a lo lejos con... al parecer sus amigos, todos llevaban la misma chaqueta, pero él no, y le obligaron a ponérsela.

Sonriente, me dí la vuelta y continúe caminando a paso lento hacia mi destino.

Ahora no había tanto apuro, y tampoco tenía ganas de encontrar otra especie de chico-bestia.

Cuando llegué, una chica estaba apoyada en él, bebiendo café y leyendo un libro, estaba demasiado distraída tomando sorbos y hojeando como para notarme haciéndole gestos.

Después de unos segundos, ella botó su vaso en un recipiente que estaba cerca y continuó con su lectura aún apoyada sobre mi casillero.
Era el momento del ataque.

—Disculpa creo que el casillero de al lado es el de la zona de lectura y café.— bromeé.

Ella levantó la vista de su libro, me miró entrecerrando los ojos como analizándome, y finalmente me sonrió.

—Oh, claro. Perdona,—La castaña guardó su libro en su bolso y luego volvió a mirarme.— ¿Eres nueva verdad?.

Yo sólo asentí
Me estaba cansando de eso, ¿es que es tan obvio que soy nueva?

"Claro que sí, nadie nunca te vio antes, idiota" Y la conciencia volvió a hablar.
Bueno, si, eso. Tiene razón

—Mi nombre es Tamara Hall, pero me dicen Tamy.—habló la chica, mientras abría el casillero que se encontraba a menos de metro y medio del mío.

—Soy Ángelus, Ángelus Vivanco.— Mi voz salió un poco cortante inevitablemente.

—Raro nombre.— Levantó las cejas sonriente y le sonreí de vuelta.

Antes de poder responderle todo el pasillo comenzó a bajar su tono de voz, pero no demasiado. Algunos rodaban los ojos, y otros cerraban de inmediato sus casilleros. Y la mayoría cuchicheaba mientras se alejaba.
Cuando me volteé, vi la razón de todo ello.

Una chica.

Sí, una chica simple chica que caminaba como salida de una película.

—Aquí vamos.— Tamy soltó un suspiro cansado.

Atrás de la chica con aires de diva frustrada la seguían un par de chicas que obviamente, eran una mala copia suya. La chica esa sonreía complacidamente ya que sabía que muchos la miraban. Pavoneaba sus caderas de aquí para allá, y miraba a las demás con condescendencia.

Por favor.

¿Qué hice para merecer esto? Ni siquiera había hecho el casting para estar dentro de la película.

Extrañamente (Y desgraciadamente también) Se detuvo frente a Tamy y la miró de la misma forma, incluso un poco peor.

—Hola, Tamy.—La voz de aquella chica era demasiado chillona— Veo que al fin consigues amigos a parte de Lexy. Socializar no es nada anormal, ¿Ves?

Su sonrisa era tan falsa como mis ganas de estudiar en una ciudad nueva. Uno no tiene que ser muy inteligente para darse cuenta de que esta chica ve muchas películas de Disney. Y que probablemente tiene un altar de Sharpey Evans en su habitación.

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