Capítulo 11: Rebecca.

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Yo lo sabía. Sabía que había algo más en él. Sabía que en realidad, el era mucho más de lo que mostraba. Sus ojos me lo habían dicho desde el principio, pese a todas aquellas cosas que me habían hecho odiarlo. Me sentí especial, probablemente, era la primera persona con la cuál el rizado hablaba de esa forma. Ahora lo veía de otra forma, empezaba a agradarme cada vez más. Claro que no dejaba aquellas burlas hacia mí. Pero, supongo que podría soportarlas ahora, después de todo, yo tampoco dejaría de tratarlo de la forma en la que lo hacía antes.

—Bueno yo...—dije acomodándome frente a él— Mis padres solían discutir mucho durante los últimos meses. Un día supe que era definitivo, ellos se divorciaron y aquí estoy ahora. Vivo con mi padre, no me preguntes porqué, ni yo lo sé. No tengo mucha relación con él— suspiré.

Miré la hora, ya era de noche. Aún no podía creerlo, habíamos estado hablando durante largas horas. Sin embargo el tiempo pasó rápido. Hacía tiempo que no hablaba de esa forma con alguien. Antes solía hacerlo con mi amiga Irina, de Nueva York. Pero ahora estaba él, y me gustaba esa confianza que me trasmitía. Sabía que mis secretos estarían a salvo, y él sabía lo mismo de mí.

No sé cómo paso, pero él se encontraba aún más cerca de mí. Sentí su respiración a pocos centímetros de mí. Tragué saliva, nerviosa. Sus ojos verdes me miraban de una forma tan particular. Sentí una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo. ¿Qué estaba intentando? Estaba completamente intimidada, ¡malditos ojos los tuyos, Styles! Quería alejarme, enserio que quería hacerlo, pero mi cuerpo se mantenía como un imán cerca del suyo. Su vista bajó a mis labios y luego la devolvió a mis ojos. En un intento de tomar distancia, hice un mal movimiento que terminó en derramar helado sobre el pantalón de Harry. Él bajó la vista hacia éstos. Por fin pude separarme por completo de él.

—Lo siento— musité nerviosa.

—No es nada, pero ahora debes limpiarme tú— rió señalando el jean justo en su entrepierna.

—Maldito depravado— gruní riendo.

—Vamos, recién morías por besarme— dijo desafiante.

—En tus sueños, Styles— dije con firmeza.

—Bueno, en mis sueños hay más que un simple beso—admitió con una sonrisa juguetona. Lo golpeé con mi puño en su hombro, el bufó, y luego rió. No sin antes manchar mi nariz con su helado.

Las risas iban y venían, nos divertíamos y eso me agradaba. Era bueno poder entablar una conversación sin tener que discutir como perro y gato.

—¿En qué piensas?— preguntó chasqueando sus dedos frente a mí, al verme tan pensativa.

—¿Sabes? Hay un lugar. Un lugar que me gustaría enseñarte, ¡vas a amarlo!— dije divertida— Acompáñame.


RudeboyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora