Capítulo 1: Rebecca.

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Aún no me acostumbraba a las constantes lluvias, ni a ese frío viento que traspasaba las persianas de mi ventana. Suspiré, rendida. Aunque tuviera una ganas locas de volver a Nueva York, de reencontrarme con mis amigos, de volver a mi vida de antes, era inútil cualquier cosa que intentara para convencer a mi padre. Debía entenderlo, estábamos en Londres por cuestiones de un mejor trabajo y un mejor futuro para mí. 

Me pregunté si para mi padre todo esto había sido tan difícil como lo fue para mí. 

Me observé en el espejo durante unos segundos, comprobando así que mi uniforme estuviera impecable. Tenía que causar una buena impresión, al menos los primeros días de clases. Nunca fui una de esas chicas a las cuales les importa lo que los demás piensen de ella, pero debo admitir que me preocupaba el hecho de ser la nueva, y no solo en el instituto, sino también en la ciudad. 

Mi padre tenía mucho trabajo ahora, por lo que me correspondía manejarme sola en el trayecto de casa al instituto. Después de ciertas indicaciones pude llegar sin problema alguno a éste. 

Revisé unos apuntes que tenía en mi mano: "Aula 106" leí. Allí es adónde debía llegar. Por suerte, no tardé demasiado en encontrarla. Ya estaba algo retrasada, pues aún no me acostumbraba del todo al horario. Abrí la puerta sin remordimientos, de una manera algo descortés. 

— Tú debes ser...— dijo una señora la cuál supuse, era la profesora, mientras bajaba sus gafas a su nariz, mirándome con cierto disgusto. 

— Rebecca Pierce— completé. 

— Bien, señorita Pierce, tome asiento. 

Busqué con la mirada algún lugar disponible. Sólo había dos: uno se encontraba junto a una rubia de cabello ondulado y una sonrisa simpática, y el otro estaba ubicado junto a un muchacho que no pude evitar detenerme a observar. Éste se encontraba con la cabeza gacha, dejando a la vista una perfecta cabellera rizada y unos ojos efervescentes verdes, los cuáles no pude ver detalladamente ya que el chico mantenía su vista a unos apuntes en su escritorio. Opté por sentarme al lado de la rubia, tal vez me haría bien hacer una amiga. 

Volteé a verlo nuevamente, pero él seguía sin mirar al frente. 

— Es guapo, ¿verdad?— preguntó la chica de la enorme sonrisa.

— No, yo solo...— balbuceé. 

— Esta bien, es cierto— dijo al notar que yo había quedado algo embobada con aquél rizado— Es muy guapo, de hecho, todas aquí morimos por él. Pero no es bueno acercarse a él, ¿sabes? 

— ¿A qué te refieres?

— Ya sabes, el es mujeriego, mentiroso, rompe corazones, y peligroso. Muy peligroso. No debes meterte con él. Es un consejo y creo que deberías escucharlo. 

— ¿Peligroso?— reí. — ¿Qué tan peligroso podría ser un chico de diecisiete años?

— No tienes idea. Te sorprendería— dijo desviando su vista disimuladamente hacia él. Luego la devolvió a mi, cambiando su cara de seriedad por una convincente sonrisa— Por cierto, soy Lily. 

Aquella chica parecía ser agradable, pude entablar una conversación larga y entretenida. Parecía estar muy interesada por saber cómo era Nueva York, y mi vida allí. Estando con ella pude acercarme más a las otras chicas del instituto, comprendí tres cosas durante las charlas: la primera es que eran completamente diferentes a mí. La segunda era que todas estaban completamente enloquecidas y enamoradas de Harry Styles. Y la tercera era que le temían. 

"¿Qué escondes Styles? ¿Cuál es tu secreto?" Me preguntaba.

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