4. Alguien no se casará...

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12 de diciembre.

Las ventajas de tener una casa grande es que aunque la familia sea grande, siempre hay donde esconderse pero cuando eres uno de esos que busca y no encuentra, es desesperante. Ya sé lo que sienten todas mis tías cuando me escondo para no ayudarlas a envolver sus regalones. Bueno, mis regalos ya estaban envueltos, porque Iris y yo habíamos pasado un buen tiempo haciendo eso la noche anterior pero entonces desperté más tarde que ella esta mañana y ahora no puedo encontrarla.

Bajo y subo las escaleras gritando su nombre, pregunto a mis hermanos, tíos y primos donde puede estar y nadie sabe nada. Como haya vuelto a Oregon sin mí la voy a hacer saltar en bungee, para que aprenda a no dejarme solo... o tal vez solo la voy a hacer besarme, ya que parece ser un sacrilegio para ella.

Subo al tercer piso y camino por el pasillo diciendo el nombre de Iris; pocos duermen en el tercer piso, así que no creo que esté ahí. Pero sé que mamá tiene su sala de estar personal aquí arriba y se me ocurre que puede estar con ella, ya que tampoco la he visto. Efectivamente, cuando me acerco a la puerta entreabierta de la habitación en donde mi madre suele sentarse a leer y a tomar té, encuentro a Iris y a mamá hablando animadamente en uno de sus sillones mullidos.

Como la puerta está entreabierta y ellas no han notado que estoy ahí, me recuesto del umbral para escuchar su conversación. Sé que no debería escuchar a escondidas ¿Pero qué más da? Mamá tiene los álbumes de fotos en este lugar, tengo que cuidar que no le vaya a enseñar las muchas fotos vergonzosas que tengo.

―¿Y qué me dices de tus padres, dónde están ellos? ―le pregunta mamá a Iris mientras sirve té en su taza.

Yo ruedo los ojos, está hablando sobre ella... bien, ¿Pero por qué tenía que tocar justamente el tema de sus padres?

―Yo no lo sé realmente ―veo como ella se encoge de hombros, sé que no le gusta hablar de eso―. Mi madre nos dejó cuando yo era pequeña, así que papá tuvo que criarme solo durante dos años, pero él era boxeador y creo que tenía miedo de lo que podría pasarle, así que me dejé con mis tíos, los padres de Evan, con ellos viví mi adolescencia y ahora vivo con Evan.

―Oh, cariño... ―mamá está siendo condescendiente―. ¿Y no sabes nada sobre ellos?

―No ―Iris sacude su cabeza―. A veces quisiera saber sobre papá... me da tristeza pensar que podría estar muerto, él no tenía más familia que yo su hermana, la madre de Evan, así que si murió no debe haber recibido una despedida decente.

Aprieto mis labios pensando en lo triste que ella debe estar por eso.

―Bueno... ―veo como mi madre pone una mano sobre las suyas―, estoy segura de algún día lo sabrás, deberías tratar de encontrarlo.

―Eso hago ―Iris suspira―. He tenido algunas pistas pero aun nada concreto, cuando vuelva a Oregon averiguaré más.

―Mientras tanto, aquí siempre tendrás una familia ¿De acuerdo? ―mamá le sonríe.

―Gracias ―entonces Iris también sonríe―. Y quiero decir, por todo, por dejarme pasar la navidad y el año nuevo aquí, con su familia... Hunter siempre dice que una familia grande da trabajo pero esto algo que yo disfruto, una familia grande y amorosa como la suya es todo lo que quiero.

Upss, probablemente no debió decir eso, a mamá empiezan a iluminársele los ojos como si le hubiesen dicho que George Clooney está en la ciudad. Me muerdo el labio para evitar saltar dentro y detener esta locura.

Sé lo que la mente de mi madre maquina: nietos x nietos/nietos + nietos (nietos . nietos) = muchos nietos.

―¡Entonces estás dispuesta a darme muchos nietos ¿Verdad?! ―ahí está.

23 días contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora